Dios desea que prediques sermones bíblicos poderosos. Ya sea que estés preparando tu primer sermón, o que desees mejorar tu predicación y llevarla al siguiente nivel de efectividad, aquí hay un proceso de doce pasos que pueden ser de utilidad.

Paso 1: Elige un pasaje bíblico
Varios factores pueden influir tu selección de un pasaje para predicar: el impacto personal al leer determinada porción de las Escrituras, preocupción pastoral, necesidades sociales y adecuación a la fecha; cada uno de estos factores influirá en tu selección de textos bíblicos sobre los cuales prdicar. La extensión del pasaje es determinada por la cantidad de tiempo disponible para el sermón y la profundidad de tu estudio del texto.
Paso 2: Estudia el pasaje y toma notas
Al estudiar un pasaje, es vital que consideres el contexto. Toma, por ejemplo, Juan 5:39. Dice: “Escudriñad las Escrituras”. Un predicador descudado realizaría una lectura superficial del texto a fin de predicar un sermón acerca de la importancia del estudio de la Biblia. Sin embargo, un estudio cuidadoso del contexto revelará la intención de Juan al registrar estas palabras de Jesús. Puede ayudar leer todo el evangelio de Juan, lo que afimará tus conclusiones en cuanto a este pasaje específico (ver Juan 20:30, 31).
Además, busca las palabras clave en el pasaje. Utilizar una concordancia puede ser de ayuda. Examinar las palabras clave en el pasaje que has seleccionado proveerá ideas perspicaces para un sermón bíblico poderoso.
Paso 3: Descubre la idea exegética del pasaje
Este es un paso crucial. ¿Cuál es la idea princpal del pasaje que has elegido? La idea exegética está formada por dos componentes: el tema + el complemento.
El tema es la respuesta completa a la pregunta: “¿De qué está hablando el texto?” Por ejemplo, si estás predicando un sermón sobre Deuteronomio 31:6: ¿Cuál es el contexto? ¿Quién está hablando?
¿Quiénes son los oyentes? Al examinar el contexto descubrimos que Moisés está exhortando al pueblo de Israel: “Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis ni tengáis miedo de ellos, porque Jehová tu Dios es el que va contigo; no te dejará, ni te desamparará” (Deut. 31:6). El tema de este pasaje no puede ser siplemente “cobrar ánimo” o “esforzarse”. Seis amigos nos ayudarán a encontrar el tema: Qué, quién, cómo, cuándo, dónde y por qué. ¿El texto nos está diciendo cuándo esforzarnos o dónde esforzarnos o cómo esforzarnos? No. El tema de este corto pasaje (aqullo sobre lo que está hablando el texto) es por qué el pueblo de Israel debía cobrar ánimo y esforzarse.
Luego, necesitamos encontrar el complemeto de este texto. El complemento responde a la pregunta: “¿Qué está diciendo el texto acerca del tema?” ¿Por qué Moisés exhortó a los hijos de Israel a esforzarse y cobrar ánimo? “Porque Jehová tu Dios es el que va contigo; no te dejará, ni te deamparará” (Deut. 31:6). Ahora une el tema con el complemento. Recuerda, tema + complemento = idea exegética. “Moisés exhortó al pueblo de Israel a esforzarse y cobrar ánimo porque el Señor estaba con ellos y no los desampararía”.
Obviamente, el desafío de identificar la idea exegética de un capítulo entero es mayor, pero el proceso es el mismo.
Paso 4: Arma la idea de predicación
La idea de predicación es la frase simple y fácil de memorizar, que deseas que tus oyentes recueden de tu sermón bíblico poderoso y apliquen a sus vidas diarias. Debería ser contemporánea, personal, concisa y fácil de recordar. Ocasionalmente, puede ser idéntica a la idea exegética si tu pasaje de prdicación está hablando de un principio universal. Por ejemplo, la idea exegética de Mateo 7:12 es “Trata a los demás como quieres que te traten a ti”. La idea de predicación podría ser la misma. La redacción es contemporánea, personal, concisa y sencilla de recordar. Sin embargo, considera la idea exegética de Deuteronomio 31:6. ¿Qué cambio debe ser hecho a fin de armar la idea de predicción? Se debe volver personal. No es Moisés el que habla, tú eres el mensajero designado por Dios. Y no estás hablando al pueblo de Israel, sino al público local. Arma tu idea de predicación manteniendo en mente a tus oyentes: “Tú puedes ser fuerte y tener ánimo porque el Señor está contigo”. Ese único pensamiento dominante es el corazón de tu mensaje. Debe quedar claro como el agua en tu mente antes de poder continuar con tu proceso de preparación del sermón.
Paso 5: Determina tu propósito
¿Por qué estás predicando este sermón? ¿Qué estás tratando de lograr? A fin de responder esta pregunta debes no solamente analizar el pasaje elgido, sino también analizar al público. ¿Quién oirá tu sermón? ¿Están bien familiarizados con la Palabra de Dios? ¿Cuáles son sus mayores necesidades en este momento? ¿Qué cambios deben ocurrir en sus pensamientos, sentimientos y comportamiento?
¿Cuál es tu objetivo primario: explicar un pasaje de las Escrituras, probar la validez de ese pasaje o aplicar una verdad en la vida de tus oyentes? A veces, tendrás los tres objetivos en mente, pero, con frecuencia, tu sermón contará con solo un objetvo primario. Conocer tu propósito es sumamente importante a fin de abordar los pasos 7 y 9.
Paso 6: Elige la estructura de tu sermón
Muchos predicadores, tanto jóvenes como ancinos, tienen preguntas acerca de las estructuras
de los sermones. Utilizar la misma estructura de sermón cada semana es aburrido y puede también resultar inapropiado para el pasaje de predicación que se ha seleccionado.
Lee Romanos 12:2 y analícelo. ¿Cuál es la divsión natural de ese texto? No esto, sino esto. “No os conforméis, sino transformaos”. Utilizar tres subdivisiones y un poema para este pasaje de predicación no tiene sentido. Hay dos partes: “No esto, sino esto”.
Supongamos que eliges 1 Juan 1:9. Aquí vemos la explicación de una idea. ¿Qué sucede cuando confesamos nuestros pecados a Dios? Elige un sustantivo plural apropiado, según el contexto.
¿Está el texto hablando de problemas? ¿Desafíos?
¿Preocupaciones? Considera el pasaje: “Si cofesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9). ¿Qué sustantivo plural sería mejor? ¿Resultados? ¿Bendiciones? Yo prefiero el sustantivo plural “bendiciones”. ¿Qué bendiciones llegan cuando confesamos nuestros pecados a Dios? La primera bendición es el perdón. La segunda bedición es ser limpiados. No agregues una tercera o cuarta bendición, o algún pensamiento acerca de la mayordomía fiel. La estructura del sermón es clara: una idea explicada con dos partes o subdivisiones principales.
Un tipo de sermón muy popular en el siglo XXI es el narrativo. A las personas les gusta oír histrias. Sin embargo, incluso una historia necesita una estructura. ¿Qué se debería incluir en la historia?
¿Qué se debería omitir? Puedes narrar en tercera persona, relatando la historia; o en primera persna, reviviendo la historia.
Considera Romanos 6:23. Este pasaje presenta un problema y una solución: dos partes. Agregar una tercera parte resulta confuso. Puedes agregar subdivisiones de la primera parte. Por ejemplo, podrías hablar acerca del problema del pecado en nuestro mundo y también enfocar el problema del pecado en nuestra propia vida.
Una vez que has elaborado una idea de predcación poderosa, has definido un propósito claro y una estructura organizada para tu sermón, has avanzado enormemente en la preparación de un poderoso sermón bíblico.
Paso 7: Reúne material de apoyo
Jesús siempre utilizaba ilustraciones al enseñar la verdad de divina (Mat. 13:34). Al narrar una hitoria, asegúrate de que sea verdadera y acertada, o informa a tus oyentes que se trata de una historia ficticia. Utiliza solamente ilustraciones que arrojen luz sobre tu idea de predicación. Cualquier otra cosa, por más interesante que sea, es una distración. Trata de no utilizar muchas citas, solamente si poseen un nivel de autoridad que añade fuerza a tu mensaje, o si refuerzan tu idea de predicación de un modo convincente e impactante.
Paso 8: Desarrolla tu introducción
Tu introducción debería captar la atención de tus oyentes, conectar con una necesidad percibida en ellos e introducir el cuerpo del sermón. Debe ser intensa e intencional. Tienes solamente unos pocos segundos para establecer una conexión con tus oyentes. Si los pierdes aquí, quizá nunca los recuperes.
Paso 9: Elabora tu conclusión
En tu conclusión, tienes varios objetivos impotantes: resumir, aplicar y apelar. Dedicar tiempo al paso 5 te ayudará cuando llegue el momento de elborar tu conclusión. ¿Qué estás intentando lograr?
¿Qué cambios deseas ver en los pensamientos, los sentimientos y el comportamiento de tus oyentes? Sintetiza las partes principales de tu sermón y aplca el mensaje a tus oyentes. Tu apelación debería ser clara, concisa y específica.
Paso 10: Redacta un borrador del bosquejo
Al redactar el bosquejo de tu sermón, recuerda escribir en estilo oral. Esto no es un artículo o una disertación. Estás capturando un discurso oral con
tu futuro público. Mantén a tus oyentes en mente al seleccionar palabras y frases. Recuerda que deberás repetir tu idea de predicación varias veces para reforzar ese pensamiento único dominante.
Paso 11: Interioriza el sermón
Repasa tu sermón como si fuera una visita guida. Recuerda las partes principales y asegúrate de enfatizar claramente tu idea de predicación. El objetivo es interiorizar el sermón, no memorizarlo. Anota las correcciones o ideas que surgen al releer el sermón, y edita el manuscrito. Piensa en cómo vas a expresar tus palabras y no solamente en qué vas a decir. Repasa tu sermón por lo menos cinco veces antes de predicarlo en público. Durante cada repetición, piensa en gestos y refuerzos visuales que pueden ayudarte a enfatizar la idea principal.
Haz un repaso breve de un minuto antes de predicar. ¿Qué es importante aquí? La idea de la predicación, las partes o divisiones principales de tu sermón, la apelación y, finalmente, la frase de apertura. Es bueno que te pongas de pie con un claro punto de partida al presentar el mensaje que has interiorizado.
Paso 12: Escucha mientras predicas
Liberarse del manuscrito te permitirá escchar con mayor atención mientras predicas. Primeramente, escucha a Dios. Reconoce la prsencia del Espíritu Santo al predicar. Quizás él proveerá nuevas ideas en tu mente con respecto al pasaje de predicación o nuevas aplicaciones. En segundo lugar, escucha a tus oyentes. Ellos se comunicarán contigo, tanto en forma verbal como no verbal. El contacto visual efectivo es esencial. Deja en claro, por medio de tu lenguaje corporal, que cada oyente es importante.
Dios desea que seas un predicador bíblico poderoso. Él desea ungirte con su Espíritu para predicar la Palabra con poder. Eso no sucederá por accidente. Debes elegir cooperar con Dios en un proceso en el que su Palabra, primeramente, transforme tu propia vida y, luego, fluya a través de ti para cambiar las vidas de aquellos que te rodean
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Muchas gracias, muy importante los doce pasos para preparar y presentar un sermón. Dios los bendiga.