¿Qué es el Matrimonio sin Dios?

¿Qué es el Matrimonio sin Dios?

INTRODUCCIÓN

Heb. 13:4 – “Honroso es a todos el matrimonio”

ILUSTRACIÓN DEL MIDRASH

En el Midrash judío leemos una curiosa narración sobre la formación de matrimonios. (El Midrash es la colección de discursos y comentarios bíblicos compuestos por los sabios judíos que vivieron durante los 2 primeros siglos de la era común. Los Midrashim son en apariencia muy sencillos y fantásticos, pero encierran un mensaje oculto que hay que descubrir)

El relato dice así:

Una distinguida señora preguntó al rabí José Ben Halafta: “¿En cuantos días creó El Santo Bendito su universo?”. A lo que respondió el rabí: “En seis días”. Volvió a inquirir la señora: “¿Y qué hace desde entonces?” Contestó: “Une parejas y proclama: la hija de fulano se casará con mengano”. A lo que se indignó la dama: “¿Hace falta ser el Señor del Universo para disponer uniones matrimoniales? Yo también puedo hacerlo”. A lo que respondió el sabio: “Si la tarea de unir almas afines en matrimonio te parece fácil, a los ojos del Santo Bendito es más difícil que abrir el Mar Rojo”. Y dicho esto el erudito se retiró del recinto. ¿Qué hizo esta mujer? Dispuso mil esclavos y mil siervas en dos filas y dijo: “Fulano se casará con fulana; mengano con mengana, zultano con zultana” y así sucesivamente. El sistema no dio resultado.

Después del primer día de matrimonio todos expresaban su disconformidad con la pareja que le tocó en suerte. Uno tenía su cabeza herida, otro su ojo hinchado, otro su pierna fracturada. La sofisticada dama mandó llamar al rabí, y reconociendo su error le dijo: “Vuestra Torah es Verdad y todo cuanto has dicho bien dicho está” (Adaptado del Midrash Raba 68-4. – Vaietse)

De este simpático debate extraemos algunas enseñanzas muy importantes respecto al matrimonio:

I. CREAR MATRIMONIOS FELICES Y DURADEROS ES UNA TAREA DIFÍCIL

1. ¿POR QUÉ?

Porque es como unir dos piezas desiguales, que sólo encajan si las partes salientes coinciden con las entrantes de la otra pieza. Si eso no sucede las piezas se pueden dañar mutuamente con sus aristas.

2. COMPLEJIDAD DE LAS PERSONAS 

Las personas somos “piezas” todavía más complejas, que llegamos al matrimonio con muchos años de formación y de deformación. Hay que buscar el complemento que encaje lo mejor posible, y una vez formada la pareja si aparecen aristas hay que limarlas con mucho cariño y respeto hasta que vuelvan a encajar.

Lo extraordinario del matrimonio es que cuando las “piezas se ensamblan” produce una agradable sensación de felicidad y complementariedad.

II. DIOS ESTÁ OCUPADO EN UNIR MATRIMONIOS

1. NUESTRO CONCEPTO DE MATRIMONIO Y EL DE DIOS

Cuando visualizamos el concepto actual de matrimonio y el que sustenta Dios percibimos que hay un abismo entre ambos. ¿Será que hay matrimonios que construye Dios y otros no? El resultado de unos y de otros ¿puede ser el mismo?

2. DIOS DA SOLIDEZ AL MATRIMONIO

 A la sofisticada dama le parecía que Dios no podía estar ocupado en estas cosas. De la misma manera hay cristianos que no conciben a un Dios ocupado en los problemas humanos. Sin embargo la Biblia afirma que “Por Jehová son ordenados los pasos del hombre, y él aprueba su camino” (Sal. 37:23), desde los pasos mas trascendentales hasta los más triviales. El ser humano no es capaz de ordenar sus pasos porque es incapaz de prever lo que le espera en el futuro.
A la pregunta de la señora “¿Hace falta ser el Señor del Universo para disponer uniones matrimoniales? ” la respuesta es un sí rotundo. “Si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los edificadores” (Sal. 127:1). Los matrimonios que Dios une tienen solidez.

III. HAY PAREJAS QUE NO LAS UNE DIOS

1. UNA ESCALA DE VALORES EQUIVOCADA

A aquella mujer se le ocurrió una fórmula de concertar alianzas matrimoniales que podrían herir nuestra sensibilidad moderna. Aunque finalmente esta dama no hizo más que ser coherente con un sistema de valores por los que se rige nuestra sociedad hoy. Las parejas se suelen unir ellas mismas o les unen otros, pero pocas lo hace Dios.

2. CRITERIOS SOCIALES PARA CASARSE

¿Qué criterios utiliza la gente para casarse? La mayoría no sabrían dar una razón. Algunos dirían “porque todo el mundo se casa”, o “es ley de vida”. En el mejor de los casos dirían “porque nos queremos”, aunque en el fondo no es más que un romanticismo pasional. Pero suele suceder que dicha pasión, desbordante al principio, y al no estar encauzada hacia objetivos sagrados, termina por languidecer y apagarse como una triste vela. Lo que ayer era un ardiente matrimonio, hoy es un triste ente vegetativo que se aburre de si mismo. “Una persona cristiana no querrá elegir por su cuenta, sino que dejará que Dios elija por ella” (HC, 34)

3. ¡YO TAMBIÉN PUEDO HACERLO! 

“¡Yo también puedo hacerlo!” Y así ha sido. El ser humano ha hecho sus matrimonios y termina por deshacerlos. Sus verdugos son aquellos que, como la señora del relato, se empeñan en construir un matrimonio sin contar con su Fundador. Y sus sepultureros son aquellos que, en vez de atribuir la decadencia a su propio ateísmo, optan por culpar al matrimonio en sí, aduciendo que se trata de una institución caduca. No nos engañemos, esa tarea es demasiado arriesgada como para hacerla solos ¡Tú no puedes! ¡Pide ayuda a Dios! Y si no te ves con ánimos de pedir esa ayuda, posiblemente esa persona no te convenga.

IV. PAREJAS QUE SE HIEREN

1. CUPIDO Y SU FILOSOFÍA

Los griegos de antaño creían en Cupido, dios del amor. Lo representaban como un arquero travieso que se divertía disparando sus flechas a los amantes, que se enamoraban sin saber por qué; y claro, quien se enamora sin saber por qué, puede desenamorarse sin saber por qué. Esa filosofía ha llegado hasta nosotros con efectos multiplicados. “¿Por qué queréis divorciaros? ¿Qué os ha pasado?”, se le pregunta a una pareja, “No sabemos. Nada, no ha pasado nada. Lo que ocurre es que ya no nos queremos”. Eso pasó: la nada, y la nada produce hastío.

2. FAMILIAS HERIDAS

Nuestra autosuficiente cultura occidental quizá use formas más refinadas que el tosco método de aquella señora de poner a los hombres en una fila y a las mujeres en otra, pero esencialmente son una misma cosa. Y también los resultados son idénticos. La institución matrimonial tiene hoy su “cabeza herida”, “sus ojos hinchados” y “sus piernas fracturadas” como en la anécdota del Midrash. Sus síntomas clínicos son la multiplicación del sufrimiento, divorcios e infidelidades con sus consecuencias trágicas. ¿Qué es el matrimonio sin Dios? Un triste sucedáneo. Por eso decía el rabí Jazon Ish “Lo que para ellos es amor, para nosotros es Araiot (uniones prohibidas)”.

V. SÓLO HAY UNA SOLUCIÓN: VOLVER A DIOS Y OBEDECER SU PALABRA

1. HACEDME UN SANTUARIO 

Frente a las mezquinas alianzas matrimoniales que se producen hoy, Dios nos invita a que le hagamos un santuario: “Y harán para Mi un Santuario, y habitaré dentro de ellos” (Exo. 25:8). Dios quiere vivir dentro de la pareja y de la familia. Quiere formar matrimonios de tres, la pareja y Dios, y eso da robustez a la familia. Y si Dios vive dentro del matrimonio surgirá naturalmente su fruto: “amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio propio. Contra estas virtudes, no hay ley” (Gál. 5:22,23) y entonces no habrá fuerza que lo derribe. “El espíritu de Cristo es el que deben manifestarse los esposos uno con el otro” (HC, 82)

2. EL MATRIMONIO CON DIOS

El matrimonio con Dios es amarse, complementarse, respetarse, comprometerse, compartir y alabar juntos el Nombre del Creador del matrimonio. Si nos hemos equivocado, o si estamos heridos, volvamos a nuestro Rabí Jesús y digámosle como aquella señora a su rabí: “Nuestra Torah (Biblia) es Verdad y todo cuanto ha dicho, bien dicho está”.

CONCLUSIÓN

RESUMEN

Crear matrimonios felices y duraderos es una tarea difícil, y más en los tiempos que corren. Difícil si lo hacemos por nosotros mismos, sin contar con Dios.
Dios es el Creador de la institución del matrimonio y es el más interesado en unir parejas. Sí, Dios todavía se ocupa en unir matrimonios.
Sin embargo hay demasiadas parejas que no las une Dios, que se unen entre ellos sin contar con el Creador.
Y por tanto surgen parejas cuyo objetivo no es santo. Se hieren uno al otro, tienen los ojos hinchados de tanto llorar, se hacen daño en lugar de elevarse hacia el cielo.
Sólo hay una solución: volver a Dios y obedecer su Palabra.

APLICACIÓN

  1. ¿Qué sería tu matrimonio sin Dios? Lo que son muchos matrimonios: una lucha encarnizada de supervivencia donde se desgastan uno al otro, como me dijo una vez una señora “No me quedan más fuerzas para luchar”. Un infierno.
  2. ¿Qué puede ser tu matrimonio con Dios? “Un pequeño cielo aquí en la tierra”. Tú decides.

LLAMAMIENTO Y PROMESA

El Señor te hace un llamamiento muy especial: Deu. 30:15,16 – “Mira, hoy pongo ante ti la vida y la felicidad, la muerte y la desgracia. Porque hoy te mando que ames al Eterno tu Dios, que andes en sus caminos, y guardes sus Mandamientos, sus normas y preceptos, para que vivas y te multipliques, y el Eterno tu Dios te bendiga en la tierra que entras a poseer”.

Escrito por:

José Luis Lasso
Pastor y Terapeuta Familiar

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