Pregunta al Presidente Ted Wilson:
No me gusta el programa de la ordenación de mujeres en mi división. ¿Hay algún otro lugar donde pueda enviar mi diezmo? – Helen, desde los Estados Unidos
Respuesta por el Presidente Ted Wilson:
Helen, no eres la primera en hacer esta pregunta, ni estas sola en ser reacia a devolver el diezmo cuando ves algo con lo que no estás de acuerdo o te sientes frustrada por algo.
Hay que recordar, sin embargo, que el diezmo pertenece a Dios – es de Él – no es suyo, ni el mío. Por eso decimos “devolver” el diezmo, porque nosotros vamos a devolverlo a Dios dentro de un bendito sistema de diezmo de una iglesia -organizada y celestial- que bendice el alcance evangelístico de conferencias locales, uniones, divisiones y la iglesia mundial.
En Malaquías 3:10, leemos “Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.”.
En enero de 1907, Ellen White trató este tema, al hablar con los delegados en la reunión de la Conferencia de California que se celebró en San José, California.
“El diezmo es sagrado, reservado por Dios para sí mismo”, dijo. “DHay que traerlo a su tesorería para que se use en el sostén de los obreros evangélicos.»
“Algunos no han estado satisfechos y han dicho: “No seguiré pagando el diezmo, porque no tengo confianza en la forma como se administran las cosas en el corazón de la obra. ¿Pero robaréis a Dios porque pensáis que la dirección de la obra no es adecuada?»
«Presentad vuestras quejas claramente y con franqueza, con el espíritu debido y a las personas responsables. Pedid que se hagan los ajustes necesarios; pero no retengáis lo que le corresponde a la obra de Dios, y no seáis infieles, porque otras personas no están obrando correctamente.” (‘Testimonios para la Iglesia’, Vol. 9, p. 200).
Creo que esto sigue siendo un buen consejo para nosotros hoy. A nivel mundial, animamos a la gente a devolver su diezmo a través de su iglesia local.
Pensamiento de hoy
- Elena G. White
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