Apocalipsis 12: 17 «Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo.«
Para hacer guerra contra aquellos que guardan los mandamientos de Dios, Satanás ha convertido la tierra en un escenario de horrores a través de los siglos derramando sangre cristiana. Los espíritus de demonios realizan muchas maravillas, grandes señales y prodigios de la mentira, con el objetivo de reclutar el mayor número posible de adeptos. Una vez alcanzado ese propósito van a hacer presión a los reyes de todo el mundo, para congregarse para la batalla contra el fiel pueblo de Dios, en aquel gran día del Dios Todopoderoso. (Apocalipsis 16:14)
A pesar de la gran obra de engaño realizada en estos últimos días de la historia de este viejo mundo, Dios posee en la faz de la Tierra un pueblo santo y fiel a su Palabra.
La Biblia dice claramente que Satanás se airó contra la Iglesia de Dios, y ahora en estos últimos días fue a hacer guerra con el resto de la verdadera Iglesia de Dios. Los que quedan son identificados en la Biblia por dos características fundamentales:
(1) La primera es que el resto de la verdadera Iglesia guarda los mandamientos de Dios contenidos en las Sagradas Escrituras.
(2) Y la segunda característica, es que ellos poseen el testimonio de Jesucristo.
En contraste con aquellos que siguen milagros como evidencia de la aprobación divina, los santos del Altísimo son aquellos que observan la Palabra de Dios. De nuevo, los santos son identificados como aquellos que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo.
Por lo tanto, los santos (Juan 17:17), guardan la Ley de Dios (Éxodo 20: 3-17). Esto incluye el sábado. Los cristianos en términos generales concuerdan con el carácter obligatorio de los otros nueve mandamientos, pero en lugar de guardar el sábado como mandamiento bíblico, observan el domingo, primer día de la semana como día de culto. De esta manera están despreciando la exigencias de los mandamientos de Dios.
Y los santos también tienen el testimonio de Jesucristo, esta frase se entiende como el testimonio que se origina en Jesús y que es revelado a la iglesia por medio de los profetas (Apo. 1:2). Lo comparamos con Apocalipsis 19:10 «Yo me postré a sus pies para adorarle. Y él me dijo: Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía.» y confirmamos que «el testimonio de Jesucristo» se define como «el espíritu de profecía». Entendemos entonces que Jesús da testimonio a su iglesia por medio de los profetas.
Los Adventistas del Séptimo Día interpretan el pasaje de este modo, y creen que el “resto” (o “remanente”) se distinguirá por la manifestación del don de profecía en medio de ellos. Creen que el “testimonio de Jesucristo” es el testimonio de Jesús entre ellos mediante el don profético.
Podemos definir la verdadera iglesia como aquella que guarda los mandamientos de Dios (completos) y que tiene en medio de ella el don profético.
Hay solamente dos bandos en esta tierra: los que se agrupan debajo de la bandera ensangrentada de Jesucristo y los que se reúnen alrededor de la negra bandera de la rebelión. (MS 16, 1900).
¿Cual es el llamado de Dios para su pueblo?
Apocalipsis 18: 4 «Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas;»
Dios tiene un pueblo constituido por personas sinceras en todas las iglesias. Personas que nunca oyeron hablar de las eternas verdades bíblicas. Personas que están siendo engañadas por los ministros de esas iglesias. Personas que se dejaron engañar por señales y prodigios. Personas que nunca vieron la Ley de Dios, bajo su verdadera luz.
Personas que nunca han tenido la oportunidad de examinar las Escrituras por sí mismos y ver lo que es la verdad. A estas personas se dirige el llamado de Dios: para que salgan de esas iglesias caídas – verdaderas moradas de demonios. Salgan para que no sean participantes de sus pecados.
Salga y vengan junto a la iglesia verdadera, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el tstimonio de Jesucristo. (Apocalipsis 12:17).
¡Usted necesita decidir! Si usted es realmente una persona honesta y sincera a Dios, usted necesita abandonar ese mundo de tinieblas y de demonios en que se encuentra, y tomar la decisión de seguir la luz que se le presenta. Venga y siga la verdad claramente indicada en la Palabra de Dios.
Referencias:
Comentario Bíblico Adventista pag.19
Como identificar a igreja verdadeira (e as falsas), Leandro Bertoldo
Pensamiento de hoy
- Elena G. White
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