4 tiempos de angustia: los 1260 años, el pequeño tiempo de angustia, la gran angustia y la angustia de Jacob

La expresión «tiempo de angustia» ocurre varias veces en la Biblia. El pueblo de Dios, en diferentes épocas, pasó por momentos difíciles con persecuciones, esclavitud, guerras y hambre. Es importante resaltar en las primeras palabras de este artículo que Dios no es el causante de la angustia, en el sentido de que Él no crea situaciones de sufrimiento para los seres humanos. Esto es consecuencia del pecado.

En este artículo, voy a explorar cuatro tiempos específicos de angustia que están relacionados con la Iglesia de Dios en los últimos días. Estos momentos nos ayudan a entender a dónde vamos y cómo Dios tiene cuidado de cada detalle de la historia para que sus propósitos sean cumplidos.

Los 4 tiempos son: los 1260 años, el pequeño tiempo de angustia, la gran angustia y la angustia de Jacob.

1. La angustia de los 1.260 años – Apocalipsis 12: 6

Cristo fue al cielo y la mujer, que representa a la iglesia, encontró protección divina en el desierto durante el período de tiempo profético de 1.260 días. En este tiempo, ella aguarda el retorno de Cristo y el establecimiento del reino eterno de Dios, pero no puede manifestarse públicamente a causa de la intensa persecución.

Este período es el de la supremacía papal, que comienza en el año 538 dC, cuando los ostrogodos son vencidos por Belisario, general de Justiniano, y expulsados ​​de Roma. En ese año, cae el tercero de los tres cuernos descritos en el libro de Daniel 7: 8, 20. El emperador Justiniano hace un decreto donde reconoce la supremacía del obispo de Roma y a partir de ahí comienza la persecución a quien no obedece a las doctrinas humanas que pasan a formar parte de la iglesia cristiana.

Las persecuciones sobre los seguidores de Cristo son intensas. La Biblia describe esa angustia siendo «gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá..» (Mateo 24:21).

2. Tiempo de angustia después del desierto – Apocalipsis 10:10

El propósito de Apocalipsis 10 no es sólo dar una descripción de la experiencia de Juan comiendo el libro. Recuerde que el Apocalipsis es un libro de profecía y su objetivo es decirle al pueblo de Dios lo que sucederá en el futuro (1: 1; 22: 6). Así, la experiencia visionaria de Juan tiene un propósito mucho más profundo. Él representa a la iglesia, comisionada para proclamar el evangelio por todas partes del mundo durante el tiempo entre el período profético especificado en Daniel y la Segunda Venida. Esto es, durante este período que, por medio de la iglesia, Dios advertirá a los habitantes de la Tierra de su juicio (14: 6-12).

La experiencia de Juan apunta a otro evento que ocurrió al final de la profecía de Daniel sobre los 1260 días. Los adventistas del séptimo día vieron un paralelo entre la experiencia de Juan y el Gran Chasco experimentado por los milleritas en 1844.

Bajo el liderazgo del revivalista Guillermo Miller, ellos erróneamente concluyeron que la segunda venida de Jesús ocurrir en el otoño de 1844. El mensaje sobre la venida de Cristo fue muy dulce al principio. Sin embargo, cuando la fecha pasó sin el retorno, los milleritas se decepcionaron al experimentar la amargura del mensaje que ellos habían creído y predicado.

Los adventistas vieron una comisión de Cristo para Juan para «Y él me dijo: Es necesario que profetices otra vez sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes.»(Apocalipsis 10:11). Cuando el mensaje del evangelio sea oido en todo el mundo, entonces el final vendrá y la historia de la Tierra terminará (Mateo 24:14).

3. El gran tiempo de angustia

El gran tiempo de angustia se menciona en los escritos proféticos de Daniel. «En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro.»(Daniel 12: 1).

El texto de Daniel aclara que el tiempo de la gran angustia ocurrirá cuando Miguel se levante en el cielo. Miguel es una figura de Cristo, y en su ascenso al cielo después de su resurrección Él «se sentó a la derecha de la Majestad, en las alturas» (Hebreos 1: 3).

Como el sentarse indica el inicio de su obra en el cielo, así el levantarse anuncia el fin. Entonces el levantarse es simultáneo al fin de la gracia y el inicio de las siete últimas plagas.

Este tiempo de angustia va del momento en que se pronuncia en el cielo el decreto de Apocalipsis 22:12 – es el momento en que termina la gracia o la oportunidad de salvación – hasta el día de la segunda venida de Cristo.

Será una oportunidad para que Satanás demuestre sus intenciones sobre la Tierra. Después del fin de la gracia, él tendrá dominio completo sobre los habitantes y elementos de la Tierra. Para ese momento él planeó todo el tiempo. Ahora se le permite ser el pretendido Cristo y él se imagina que puede gobernar el mundo.

Antes de esos días, vivimos la intensificación de los señales predicadas por Jesús en Mateo 24 – guerras, rumores de guerras, huracanes, inundaciones, aumento de la indiferencia, tragedias, hambre entre tantas cosas más. El aumento de esas señales en cantidad e intensidad son evidencias que nos acercamos al final de todas las cosas.

4. Angustia de Jacob

La expresión «angustia de Jacob» ocurre sólo una vez en la Biblia, en Jeremías 30: 7.

Este tiempo de la angustia comienza con el decreto de muerte promulgado al final de la segunda plaga y antes del inicio de la tercera. La primera plaga será una llaga maligna, y en la segunda, el mar se transformará en sangre. De ahí el apóstol Juan declara: «Y oí al ángel de las aguas, que decía: Justo eres tú, oh Señor, el que eres y que eras, el Santo, porque has juzgado estas cosas. Por cuanto derramaron la sangre de los santos y de los profetas, también tú les has dado a beber sangre; pues lo merecen.»(Apocalipsis 16: 5, 6).

Por condenar a muerte a los hijos de Dios, los incrédulos se convertirán verdaderamente culpables por su sangre como si ya lo hubieran derramado con sus manos. Así Dios envía la tercera plaga porque los impíos promulguen un decreto de muerte contra los hijos de Dios. En el auge de la persecución, los fieles viviran esa angustia que tiene sus razones:

  • 1. Miedo de ser muertos.
  • 2. Miedo de que sus pecados no fueron perdonados. Así como Satanás acusó a Jacob, acusará al pueblo de Dios.
  • 3. Serán perfectamente conscientes de su debilidad e indignidad. Satanás se esforzará por aterrorizarlos con el pensamiento de que sus casos no dan margen a la esperanza.
  • 4. Miedo de no arrepentirse de todos los pecados.
  • 5. Miedo de deshonrar el nombre de Dios.

El final de todo el período de angustia será con ocasión del Regreso de Jesús. Y el pueblo de Dios lo recibirá con una gran aclamación de victoria. Rápidamente los fieles son atendidos por los ángeles y todo el Cielo estará brillante con la gloria de Dios. La angustia terminó para siempre. El premio final será para todos los que permanezcan hasta el final al lado del Señor (Mateo 24:13). Por eso, no desista, falta sólo un poco más.

«Creed en el Señor vuestro Dios y estaréis seguros», dice 2 Crónicas 20:20.

Rafael Rossi (a través de ASN)

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