El mensaje a la iglesia de Laodicea es una denuncia sorprendente y se aplica al actual pueblo de Dios. {1JT 327.1}
“Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea. He aquí dice el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios: Yo conozco tus obras, que ni eres frío, ni caliente. ¡Ojalá fueses frío, o caliente! Mas porque eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Porque tú dices: Yo soy rico, y estoy enriquecido, y no tengo necesidad de ninguna cosa; y no conoces que tú eres un cuitado y miserable y pobre y ciego y desnudo.” Apocalipsis 3:14-17. {1JT 327.2}
El Señor nos muestra aquí que el mensaje que deben dar a su pueblo los ministros que él ha llamado para que amonesten a la gente no es un mensaje de paz y seguridad. No es meramente teórico, sino práctico en todo detalle. En el mensaje a los laodicenses, los hijos de Dios son presentados en una posición de seguridad carnal. Están tranquilos, creyéndose en una exaltada condición de progreso espiritual. “Porque tú dices: Yo soy rico, y estoy enriquecido, y no tengo necesidad de ninguna cosa; y no conoces que tú eres un cuitado y miserable y pobre y ciego y desnudo.” {1JT 327.3}
¡Qué mayor engaño puede penetrar en las mentes humanas que la confianza de que en ellos todo está bien cuando todo anda mal!
¡Qué mayor engaño puede penetrar en las mentes humanas que la confianza de que en ellos todo está bien cuando todo anda mal! El mensaje del Testigo Fiel encuentra al pueblo de Dios sumido en un triste engaño, aunque crea sinceramente dicho engaño. No sabe que su condición es deplorable a la vista de Dios. Aunque aquellos a quienes se dirige el mensaje del Testigo Fiel se lisonjean de que se encuentran en una exaltada condición espiritual, dicho mensaje quebranta su seguridad con la sorprendente denuncia de su verdadera condición de ceguera, pobreza y miseria espirituales. Este testimonio tan penetrante y severo no puede ser un error, porque es el Testigo Fiel el que habla y su testimonio debe ser correcto. {1JT 327.4}
A los que se sienten seguros por causa de sus progresos y se creen ricos en conocimiento espiritual, les cuesta recibir el mensaje que declara que están engañados y necesitan toda gracia espiritual. El corazón que no ha sido santificado es engañoso “más que todas las cosas, y perverso.” Jeremías 17:9. Se me mostró que muchos se ilusionan creyéndose buenos cristianos, aunque no tienen un solo rayo de la luz de Jesús. No tienen una viva experiencia personal en la vida divina. Necesitan humillarse profunda y cabalmente delante de Dios antes de sentir su verdadera necesidad de realizar esfuerzos fervientes y perseverantes para obtener los preciosos dones del Espíritu. {1JT 328.1}
Pensamiento de hoy
- Elena G. White
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