El versículo bíblico de Efesios 4:23 (Versión Traducción en Lenguaje Actual) nos ofrece una profunda reflexión: «Deja que el Espíritu cambie tu forma de pensar». A lo largo de la Biblia, encontramos ejemplos vívidos que demuestran cómo el Espíritu Santo despliega su poder cuando damos pasos de fe. Uno de estos relatos inspiradores se encuentra en la historia de Josué, específicamente en Josué 3:8, donde vemos que, aunque los desafíos parecían insuperables, el pueblo de Israel avanzó hacia la promesa de Dios con valentía y fe.
En ese momento crucial, el río Jordán se encontraba desbordado debido al derretimiento de las nieves de las montañas, y cruzarlo parecía imposible sin la intervención divina. Dios tenía un plan milagroso para el cruce del Jordán por parte de Israel, y Josué, siguiendo la dirección divina, instruyó al pueblo a santificarse, purificarse y prepararse para presenciar maravillas sobrenaturales.
Cuando llegó el momento de la acción, el arca sagrada, llevada por los sacerdotes, encabezó el avance. Los demás debían observar cómo los sacerdotes avanzaban con firmeza hacia las aguas turbulentas del río Jordán. Cuando los portadores del arca tocaron el agua, las aguas se apartaron, cumpliendo el milagro divino.
Este relato nos enseña que Dios espera que demos el primer paso, incluso en medio de la debilidad y el temor. Actuar con rectitud, a pesar de nuestros miedos y dudas, es colaborar con el Espíritu Santo en el desarrollo de nuestro carácter. La Biblia usa diversas metáforas, como la de una semilla, un edificio y el crecimiento de un niño, para ilustrar el crecimiento espiritual, y todas requieren una participación activa.
En el pasaje de Efesios 4:22-24, el apóstol Pablo nos presenta tres responsabilidades clave para ser semejantes a Cristo:
- Primero, dejar atrás las viejas formas de actuar;
- Segundo, cambiar nuestra forma de pensar; y
- Tercero, imponernos el carácter de Cristo mediante el desarrollo de nuevos hábitos.
La palabra griega «metamorfosis», utilizada en Romanos 12:2 y 2 Corintios 3:18, describe este proceso de cambio, similar a la transformación de una oruga en mariposa.
Al cambiar nuestra forma de pensar, cambiamos nuestra actitud hacia todo.
Entonces, en este viaje espiritual, pregúntate: ¿Qué paso de fe y en el poder de Dios necesitas dar hoy? ¿De qué manera práctica puedes cambiar tu forma de pensar? A medida que te embarcas en este proceso de transformación, recuerda que es a través de la cooperación con el Espíritu Santo y el desarrollo de nuevos hábitos que llegarás a ser más semejante a Jesús.
La confianza que debemos tener a Dios tiene que ser real