IMÁGENES TOMADAS DEL MATRIMONIO
Sábado 12 de abril
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Génesis 2:23–25; Efesios 5:29–32; Ezequiel 16:4–14; Apocalipsis 18:1–4; Génesis 24:1–4; Apocalipsis 19:1–9.
PARA MEMORIZAR: “Y él me dijo: ‘Escribe: “¡Bienaventurados los llamados a la cena de bodas del Cordero!” Además me dijo: ‘Estas son palabras verdaderas de Dios’ ” (Apoc. 19:9).
La Biblia contiene muchas historias de amor que revelan poderosamente diversos aspectos de la salvación y del amor de Dios hacia su pueblo. El matrimonio, la más íntima de las relaciones, es una escuela en la que, si participamos de ella de acuerdo con el modelo original de Dios, podemos descubrir profundas lecciones acerca de su amor por nosotros, de nuestra relación con él y de lo que ha hecho para redimirnos.
Las ideas modernas acerca del amor y del matrimonio han distorsionado nuestra capacidad de apreciar lo que Dios intenta enseñarnos por medio de la unión matrimonial. Aunque la pecaminosidad humana ha pervertido enorme mente el matrimonio, aún es un poderoso vehículo para comunicar la verdad, incluso la verdad profética. Además de promover la dicha humana, el matrimonio debería ser una escuela en la que aprendamos profundas lecciones acerca de nosotros mismos y de nuestra relación con Dios.
Esta semana veremos lo que la Palabra de Dios dice acerca del matrimonio y analizaremos ejemplos de matrimonios bíblicos adecuados e inadecuados. Esto nos ayudará a comprender cómo se relaciona Dios con su pueblo, incluso cuando este lo decepciona. Además, aprenderemos algunas lecciones acerca de su amor que nos servirán para entender mejor los eventos de los últimos días.
Domingo 13 de abril
UNA CARNE
Pocas metáforas bíblicas subrayan tanto la intimidad de la relación que Dios anhela tener con la humanidad como la del matrimonio. Esta metáfora se utiliza con tanta frecuencia en la narración bíblica, y aparece de forma tan señalada en el Apocalipsis, que es imperativo que los estudiantes de la Biblia comprendan lo que Dios quiere decir cuando la utiliza en la Palabra.
Lee Génesis 2:23 al 25 y Efesios 5:29 al 32. ¿Cómo refleja el matrimonio humano el vínculo de Cristo con la humanidad?
En una ocasión en que Jesús se dirigía a los fariseos, citó el relato de Génesis acerca del matrimonio de Adán y Eva, ante lo cual los fariseos preguntaron lo siguiente: “ ‘Entonces, ¿por qué Moisés mandó dar carta de divorcio y despedirla [a la esposa repudiada por su marido]?’ ” (Mat. 19:7).
Moisés era considerado como un profeta fundador de la nación. Imagina lo que significaba cuestionar al Autor de la institución matrimonial enfrentándolo con su propio profeta. Como de costumbre, los fariseos intentaban así demostrar que las enseñanzas de Jesús contradecían las Escrituras.
El matrimonio fiel y para toda la vida fue el ideal establecido por Dios al crear al ser humano. Por desgracia, la humanidad caída arruinó este don fundacional de Dios.
Tal vez no sea una coincidencia que, dada la importancia que las Escrituras asignan al matrimonio, este haya sido siempre objeto de ataques implacables. Junto con el sábado, el matrimonio es uno de los dos dones que se nos concedieron en el Edén, y ambos pretendían demostrar el deseo de Dios de mantener una relación íntima con sus criaturas humanas.
El matrimonio, la unión íntima de dos personas imperfectas, siempre será motivo de tensión. A su vez, el matrimonio entre la iglesia y Cristo es la unión entre un Salvador perfecto y una esposa muy imperfecta. Sin embargo, es posible aprender acerca del amor de Dios a partir de lo que representa un buen matrimonio.
He aquí tres principios para el matrimonio. En primer lugar, perdona a tu cónyuge aunque no lo merezca, así como Cristo nos perdona aunque no lo merezcamos. Segundo, acepta a tu cónyuge a pesar de sus defectos, así como Cristo nos acepta a pesar de los nuestros. Tercero, valora a tu cónyuge más que a ti mismo, así como Cristo nos valoró más que a sí mismo. ¿De qué manera podrían estos tres principios basados en el evangelio ayudarnos no solo a entender cómo se relaciona Dios con nosotros, sino también a apoyar a cualquier matrimonio
Lunes 14 de abril
LA NOVIA HERMOSA
Ezequiel 16 presenta una imagen asombrosa de la consideración de Dios hacia su pueblo. La nación de Israel es descrita allí como una bebé abandonada en un campo para que muriera. Dios, representado como un caminante, la recoge, la lleva a su casa, la higieniza, la protege y la sustenta durante años y, cuando se ha vuelto una mujer, se casa con ella. Es una poderosa imagen de una unión matrimonial insólita.
Lee Ezequiel 16:4 al 14. ¿Qué nos enseñan los detalles de la exaltación de esta novia acerca de las intenciones de Dios hacia nosotros?
Dios dijo a Israel, su esposa figurada, que bajo su cuidado llegó a ser “hermoseada en extremo” (Eze. 16:13). Cuando Dios la encontró por primera vez, nadie la consideró hermosa; era una niña desechada y abandonada para que muriera. Pero, a medida que Dios se ocupaba de ella, se hacía cada vez más hermosa, hasta que se convirtió en el tema de conversación del mundo. Esto fue particularmente cierto en el tiempo de los primeros reyes hebreos, bajo David y Salomón. La reina de Sabá incluso hizo un viaje especial para ver por sí misma el esplendor de Israel.
Sin embargo, la belleza de Israel era un don de Dios. Era hermosa y atraía la atención de las naciones precisamente porque era su esposa. Dios dice que su belleza era “perfecta” así como también el esplendor que Dios le había otorgado (Eze. 16:14).
Este es un tema recurrente en la Biblia: La esposa de Dios es hermosa no por mérito propio, sino porque Dios la ha hecho objeto de su favor. De manera similar, los creyentes somos hermosos a los ojos del Cielo no por algo que hayamos hecho, sino por el favor de Dios, por la salvación de la que él nos ha hecho objeto. Somos hermosos porque estamos cubiertos de su justicia, la “justicia de Dios” mismo (2 Cor. 5:21).
Todo estaba bien hasta el siguiente versículo de Ezequiel 16: “ ‘Pero con- fiaste en tu hermosura, te prostituiste a causa de tu renombre y derramaste tus fornicaciones a cuantos pasaron, para ser de ellos’ ” (Eze. 16:15).
Fuimos creados para reflejar la bondad y la gloria de Dios. Cuando las criaturas de Dios asumen que su hermosura es propia, esa belleza se rebaja y comienzan los problemas.
¿Cuáles son los peligros de confiar en nuestra propia “hermosura”? ¿Cómo podríamos pensar que hay algo en nosotros que nos convierte en meritorios ante Dios o nos hace merecedores de su amor? ¿Cómo podemos resguardarnos del orgullo espiritual?
Martes 15 de abril
LA ESPOSA PROSTITUTA DE OSEAS
La petición que Dios hizo al profeta Oseas es tal vez una de las más extrañas que jamás se hayan hecho a uno de sus siervos: que se casara con una mujer promiscua. Dios estaba utilizando a Oseas para ayudarnos a comprender, desde la perspectiva divina, el dolor que le provoca el pecado y la rebelión de los seres humanos. Dios había elegido amorosamente a su esposa, Israel, que lo engañó una y otra vez. Pese a ello y sorprendentemente, él la aceptó nuevamente y la restauró.
Compara Oseas 1:2 y 3:1 con Apocalipsis 17:1 y 2 y 18:1 al 4. ¿Qué tipo de prostitución es mencionada aquí? ¿Qué lecciones puede aprender la iglesia cristiana de la historia de Oseas? ¿De qué manera ha repetido la iglesia los pecados del Israel del Antiguo Testamento?
La Biblia revela que los errores del Israel del Antiguo Testamento serían repetidos en gran medida por la iglesia cristiana. El pueblo que había hecho pacto con Dios se descarrió antes del Exilio al adoptar las prácticas idólatras de las naciones paganas vecinas. “Preocupado por la creciente tensión den- tro de la iglesia sobre las ideas de Arrio, Constantino convocó e intervino en el Concilio de Nicea” (Christopher A. Hall, “How Arianism Almost Won”, Christian History Magazine 85 [2004]). El pueblo de Dios se alejó de su relación con él para encontrar en otros las presuntas soluciones a sus problemas.
A la luz de las palabras elegidas por Dios en el mensaje de Ezequiel, no solo estaba señalando lo que su pueblo había hecho mal, sino también cómo se sentía él a causa de ello. Quienes han sido traicionados por un cónyuge pueden comprender los sentimientos de devastación que nuestra infidelidad a Cristo produce en los atrios celestiales. Quizá lo más asombroso de la historia de Oseas sea cuán lejos llegó para redimir a su esposa descarriada.
Resulta notorio que el llamado final de Dios a salir de Babilonia está dirigido a su propio pueblo, no a extraños. Él lo conoce íntimamente y lo ama. Y, mientras el mundo se dirige presuroso hacia su peor hora, Dios sigue ofreciéndonos la redención, que le costó su propia sangre. Más que ninguna otra cosa, la cruz de Cristo debería ser para nosotros la mayor demostración de cuán fervientemente desea el Señor salvar a su pueblo descarriado.
¿De qué maneras puede hoy cualquier iglesia, incluso la nuestra, fornicar espiritualmente?
Miércoles 16 de abril
ISAAC Y REBECA
Cuando Abraham ya era anciano y pensaba sin duda en las promesas que Dios le había hecho acerca de su posteridad (ver Gén. 15:5), encomendó a su criado de mayor edad y confianza una tarea solemne.
Lee Génesis 24:1 al 4. ¿Por qué era tan importante para Abraham que su hijo no se casara con una de “las hijas de los cananeos” (Gén. 24:3)?
Por muy exclusivista que pudiera parecer su admonición, la cuestión para Abraham era espiritual, no étnica; era teológica, no nacional. Abraham conocía muy bien la degeneración moral de las prácticas religiosas cananeas además de su culto a dioses falsos, y sabía lo fácil que sería para su hijo caer en esas prácticas si se casaba con una cananea.
De hecho, la historia de gran parte del antiguo Israel, e incluso de la iglesia cristiana a lo largo de los siglos, ha sido una en la que el pueblo de Dios, que debía dar testimonio acerca del Dios verdadero ante el mundo, quedó atrapado en este y se contaminó con sus falsas enseñanzas y creencias religiosas. Quizás el gran ejemplo de esta triste realidad haya sido la introducción del domin- go, el día pagano de culto dedicado al Sol, en lugar del día bíblico de adoración, el séptimo día semanal, o sábado, una realidad que jugará un papel prominente en los últimos tiempos.
Lee Génesis 24:57 al 67. ¿Qué lecciones podemos aprender acerca de Cristo y su iglesia a partir de algunos detalles de esta historia, como el hecho de que Rebeca era una pariente lejana de Isaac?
No cabe duda de que estamos emparentados con nuestro Creador, ya que fuimos hechos a su imagen y semejanza. Hemos sido separados de él por el pecado; sin embargo, todavía se nos considera la esposa adecuada para él, aunque nuestras decisiones equivocadas pueden hacer que el matrimonio sea innecesariamente turbulento.
Dios ama a su esposa; es decir, a nosotros, más que nosotros a él. ¿Qué decisiones podemos y debemos tomar cada día para fortalecer nuestro amor hacia Dios? Al mismo tiempo, ¿qué decisiones disminuirían nuestro amor hacia él?
Jueves 17 de abril
LA PROSTITUTA ES JUZGADA
Lee Apocalipsis 19:1 al 9. En ese texto se celebran dos cosas simultáneamente: el fin de la ramera y las bodas de Cristo con su esposa. ¿Cómo es posible que ambos acontecimientos sean en realidad y al mismo tiempo demostraciones del carácter justo y amoroso de Dios?
La infidelidad tiene un precio muy doloroso. Las consecuencias se extienden a la vida de los hijos y de otras personas. Incluso el más paciente de los cónyuges agraviados puede llegar a descubrir que hay un punto de no retorno más allá del cual la unión matrimonial ya no puede ser restaurada. Cuando nuestro mundo llegue a un punto en el que los corazones se hayan endurecido al punto de que ya no haya arrepentimiento, no tendrá sentido continuar la historia y prolongar el sufrimiento producido por el pecado desenfrenado. Aunque hay pesar por los perdidos, quienes han sufrido bajo la dispensación del pecado pueden celebrar que finalmente ha terminado y que la Tierra es restaurada de acuerdo con el designio original de Dios. Esta vez no habrá un alejamiento de Dios, porque hemos aprendido dolorosamente que Dios tenía razón acerca de la devastación resultante de separarnos de él.
Lee Apocalipsis 21:1 al 4. ¿Qué significan aquí las imágenes del matrimonio y por qué están llenas de esperanza y promesas? ¿Cuál es nuestra seguridad acerca de la esperanza presentada en estos versículos?
“El matrimonio, unión para toda la vida, es símbolo de la unión de Cristo con su iglesia. El espíritu que Cristo manifiesta hacia su iglesia es el mismo espíritu que debe reinar entre los esposos” (Elena de White, Joyas de los Testimonios, t. 3, p. 103).
Cristo sufrió un dolor inimaginable cuando el género humano lo rechazó y entregó a otros dioses el afecto que solo él merece. Aun así se entregó por nosotros y pagó en sí mismo por nuestras infidelidades y adulterios para que, si nos arrepentimos y nos apartamos de ellos, vivamos para siempre conforme a su promesa.
Lee 1 Pedro 1:18 y 19. ¿Qué seguridad nos dan estos versículos acerca del feliz desenlace descrito en Apocalipsis 21:1 al 4?
Viernes 18 de abril
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Lee Juan 2:1 al 11; Mateo 22:1 al 14; 2 Corintios 11:1 al 5; y Mateo 25:1 al 13.
Al notar cuánta información contiene la Biblia para ayudarnos a comprender la profecía, puede resultar tentador aplicarla en exceso. A lo largo de los siglos, algunos cristianos han enfatizado el simbolismo y las imágenes presentes en los relatos bíblicos hasta el punto de que prácticamente empiezan a tratar la narración histórica como si se tratara de un mito. Aunque existen diversos ni- veles o estratos de significado en casi todas las Escrituras, debemos recordar que Dios utiliza a menudo acontecimientos reales que implican a personas reales y los utiliza para instruirnos acerca de sus interacciones futuras con la iglesia.
Por ejemplo, aunque las bodas de Caná pueden aportar vislumbres útiles acerca de la metáfora del matrimonio utilizada en la profecía, las bodas fueron un acontecimiento literal.
“La palabra de Cristo proporcionó una amplia provisión para la fiesta. Así de abundante es la provisión de su gracia para borrar las iniquidades de los hombres, y para renovar y sostener el alma” (Elena de White, El Deseado de todas las gentes, pp. 122, 123).
Elena de White añade al respecto: “ ‘No hará nada el Señor Jehová, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas’. Aunque ‘las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios, […] las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos por siempre’ (Amós 3:7; Deut. 29:29). Dios nos ha dado estas cosas, y su bendición acompañará al estudio reverente, con oración, de las escrituras proféticas” (El Deseado de todas las gentes, p. 201).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
- Lee Juan 2:1 al 11. Hay muchos elementos en el Evangelio de Juan que prefiguran la futura obra de Cristo, y los comentaristas han notado la forma deliberada en que Juan hace avanzar a sus lectores hasta la Cruz. ¿Qué aspectos del carácter de Cristo y de su futuro reino se muestran en este relato? ¿Qué nos enseña acerca del Plan de Salvación o sobre la fiesta de bodas que se ha prometido al Hijo de Dios?
- ¿Qué nos enseña la parábola de las diez vírgenes acerca de los eventos de los últimos días? ¿Es significativo que el novio se retrase? ¿Qué lecciones podría enseñar esta parábola acerca de nuestra relación individual con Cristo a diferencia de cómo nos relacionamos corporativamente como iglesia con él?
- Piensa en las falsas prácticas que se han introducido en el cristianismo. Además de la obvia, el domingo en oposición al sábado bíblico, ¿qué otras falsas creencias han ingresado? ¿Cómo han penetrado y qué podemos hacer no solo para protegernos de ellas, sino también para ayudar a otros a ver lo que ellas realmente son? ¿De qué manera son los mensajes de los tres ángeles un intento de hacer precisamente eso, de ayudar a las personas a percibir las falsas creencias que han contaminado la fe bíblica?