El Papa Benedicto XVI renunciará el próximo 28 de febrero, según ha confirmado el Vaticano. El anuncio fue hecho personalmente en latín en el Consistorio para la canonización de los mártires de Otranto.
“Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino”, dijo ante el Consistorio el Papa Benedicto XVI, que recordó que para “gobernar la barca de san Pedro y anunciar el Evangelio es necesario tanto el vigor del cuerpo como del espíritu” y que, debido a que en los últimos meses su salud se había visto deteriorada, el Sumo Pontífice reconoce “su incapacidad para ejercer bien el ministerio que le fue encomendado”.
«Siento el peso de esta función, lo dejo por el bien de la Iglesia», sentenció el Papa. Aunque en los últimos meses se habían multiplicado las voces que daban una posible renuncia del Papa, el Cardenal Angelo Sodano, decano del Colegio Cardenalicio de la Iglesia católica, calificó la noticia de «rayo caído del cielo”. La última vez que se produjo una renuncia al trono papal fue en 1415.
Desde el Vaticano informan que el próximo cónclave se llevará a cabo a mediados de marzo de este año.
Tras el fallecimiento de Juan Pablo II, Benedicto XVI de 85 años fue elegido como el 265º papa el 19 de abril de 2005 por los cardenales que votaron en el cónclave.
PALABRAS DE DESPEDIDA DEL PAPA
El Papa ha expresado lo siguiente: «Queridísimos hermanos, os he convocado a este Consistorio, no sólo para las tres causas de canonización, sino también para comunicaros una decisión de gran importancia para la vida de la Iglesia . Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino. Soy muy consciente de que este ministerio, por su naturaleza espiritual, debe ser llevado a cabo no únicamente con obras y palabras, sino también y en no menor grado sufriendo y rezando.
Sin embargo, en el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, para gobernar la barca de San Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado.
Por esto, siendo muy consciente de la seriedad de este acto, con plena libertad, declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro, que me fue confiado por medio de los Cardenales el 19 de abril de 2005, de forma que, desde el 28 de febrero de 2013, a las 20.00 horas, la sede de Roma, la sede de San Pedro, quedará vacante y deberá ser convocado, por medio de quien tiene competencias, el cónclave para la elección del nuevo Sumo Pontífice.
Queridísimos hermanos, os doy las gracias de corazón por todo el amor y el trabajo con que habéis llevado junto a mí el peso de mi ministerio, y pido perdón por todos mis defectos.
Ahora, confiamos la Iglesia al cuidado de su Sumo Pastor, Nuestro Señor Jesucristo, y suplicamos a María, su Santa Madre, que asista con su materna bondad a los Padres Cardenales al elegir el nuevo Sumo Pontífice. Por lo que a mi respecta, también en el futuro, quisiera servir de todo corazón a la Santa Iglesia de Dios con una vida dedicada a la plegaria».
UNA DIMISIÓN CASI SIN PRECEDENTES
El anuncio del Papa Benedicto XVI ha sorprendido aún en el entorno cercano al Papa. El prelado auditor del Tribunal Vaticano, Felipe Heredia Esteban, expresaba esta mañana en una entrevista en la COPE que «el mismo sábado compartí media hora con él y no podía sospechar nada de esta decisión». Heredia ha enfatizado que la capacidad mental del Papa es plena y su decisión «hará que la iglesia se vuelque al rezo» para buscar al sucesor de la cabeza de la iglesia vaticana.
La decisión de Ratzinger casi no tiene precedentes en la historia. Hay que remontarse hasta Gregorio XII, que se retiró en 1415, para encontrar a un Papa que renuncia a su cargo antes de su muerte. Por tanto es la primera dimisión de un Papa en cinco siglos.
Benedicto XVI ya explicó en Luz del mundo, libro de conversaciones con el Papa publicado en 2010, que un Papa puede dimitir «en un momento de serenidad, no en el momento del peligro». En el mismo documento, ya señalaba que notaba cómo sus fuerzas iban disminuyendo y temía que el trabajo que conllevaba su misión fuera «excesivo para un hombre de 83 años». El Papa ha renunciado a la edad de 85 años.
Via | Infocatolica – ActualidadRT
Pensamiento de hoy
- Elena G. White
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