1. Disminuya el consumo de grasas y colesterol
(Esto incluye tanto las grasas animales como las
vegetales). La forma más fácil de hacerlo es cortando las
grasas visibles de las carnes, los alimentos fritos,
mantequillas, salsas para ensaladas y productos de leche.
Todo esto se puede sustituir con otras cosas. Use leche
descremada que contenga poca crema, y quesos como
requesón descremado, ricota, mozzarella, u otros quesos
frescos con poca crema (en vez de queso de crema).
2. Disminuya el consumo de carne.
Si todavía Ud. no se
siente listo para adoptar un régimen vegetariano, comience
a mejorar su alimentación actual sustituyendo la carne de
vacuno y otros animales con carne de pollo y de pescado. Planee días sin carne, en los cuales su plato principal Consiste de legumbres (así como en los platos latinos que
incluyen frijoles) o comidas con queso descremado {estilo
italiano). El estadounidense típico consume casi el doble de
proteína de lo que necesita, y una alimentación vegetariana
bien equilibrada le proveerá proteína en cantidades más que
suficientes.
3. Reduzca el consumo de azúcar.
En 1883 los
estadounidenses consumían — en promedio — poco menos
de un kilo de azúcar por año. Compare esa cantidad con las
cifras de la actualidad — un kilo cien gramos por semana.
(¡Eso equivale a casi sesenta kilos de azúcar al año!)
Además del azúcar evidente en los postres, estamos
consumiendo cantidades gigantescas de azúcar escondida en
estos productos comunes: Ketchup, gaseosas, bebidas
alcohólicas, galletas, gelatina, pan, sopas enlatadas, frutas y
verduras enlatadas, y prácticamente todos los cereales para
desayuno.
La mejor forma de evitar estas fuentes de azúcar es
disminuir el número de alimentos preparados en su despensa
— y leer cuidadosamente los letreros de los productos que
decida usar. Fíjese en estas fuentes de azúcar cuando lea los
letreros: turbinazo, azúcar morena, azúcar cruda, melaza,
fructosa, sacarosa, sirope o jarabe de maíz o de caña, dextrosa
y miel. Todos son azúcares, y el organismo los procesa en
forma similar.
4. Reduzca el consumo de sal.
No es fácil tirar el salero a la
basura. Pero se puede disminuir gradualmente. Comience probando el alimento de su plato antes de echarle
sal automáticamente. Practique el arte de omitir la sal de
ciertos alimentos como las ensaladas, el melón, la toronja. Use
hierbas para hacer resaltar el sabor natural de los alimentos.
Cuando cocine y hornee, disminuya la cantidad de sal que
indican las recetas. Evite los alimentos cargados de sal, tales
como papas fritas, productos fritos de maíz (chips), y las
galletas de soda. (Estos alimentos también contienen grasa.)
5. Aumente el consumo de frutas, verduras y granos
integrales.
Para disfrutar de mejor salud, es imperativo
recibir cantidades adecuadas de vitaminas y minerales. Al
comer una variedad de estos alimentos naturales —o
«integrales»— Ud. no solamente recibirá suficiente nutrición,
sino que también obtendrá un volumen adecuado de fibra y
afrecho lo cual es necesario para evitar que su eliminación
sea lenta. Al preparar los alimentos a partir de su estado
crudo original, Ud. puede controlar las cantidades de sal,
grasa y aditivos que escoja usar. Puede tomarle más tiempo
preparar una comida de alimentos naturales, pero será bien
satisfactoria y saludable y más barata.
6. Observe y modifique el ambiente donde come.
Lleve un registro semanal de alimentos, observando dónde y
cuándo come. Muchas personas se sorprenden al descubrir
que gran número de las calorías que consumen, las comen en
lugares que no son la mesa. Disciplínese a comer sólo tres
veces al día, en esas ocasiones siéntese a comer una comida
completa y en calma. Los investigadores en el campo de la longevidad han
descubierto un elemento principal y común en las vidas de los
que viven largo tiempo: ¡Comen poco!
7. Separe sus comidas de modo que su cuerpo tenga
tiempo para digerirlas debidamente.
Su
sistema digestivo necesita cinco horas para
procesar una comida; no crea que se lo puede
apurar. Dé a su estómago el volumen mayor de
trabajo temprano en el día. ¿Qué piensa Ud. que le
pasa al alimento que se come antes de acostarse?
¿Está Ud. recibiendo energía cuando más la
necesita? ¿Está descansando su cuerpo cuando
más lo necesita?
Cuando nos servimos una comida abundante, el cuerpo
requiere más sangre para ayudar a digerirla. Eso significa
que hay menos sangre disponible para las funciones del
cerebro. Por eso es que nos sentimos cansados después de
una comida abundante. En esos momentos nuestra manera
de pensar no es muy aguda.
Recuerde también que las golosinas y las bebidas
entre comidas retardan la digestión y mantienen el
sistema en constante movimiento. Aun una almendra, un
maní (cacahuete) o un vaso de jugo interrumpen el ciclo
digestivo. La comida puede entonces quedar en el
sistema hasta tres veces más tiempo de lo normal. Hay
sólo una cosa que nuestro cuerpo necesita entre comidas,
y es el agua.
La implementación de estos principios de nutrición le
ayudará a obtener la paz y la vitalidad que hasta ahora tal vez
faltan en su vida.
Pensamiento de hoy
- Elena G. White
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