El orden divino
La Biblia es clara con respecto al orden divino. Los hijos deben ser obedientes a los padres y honrarlos de por vida (Ef 6:1-3), estándoles sujetos, al menos, hasta que se casen (Ef 5:31). Siendo que la cabeza y el cuerpo no pueden existir separados, la esposa debe estar sujeta al marido que es su cabeza (Ef 5:22-23). El marido, por su parte, debe estar igualmente sujeto a Cristo como su cabeza, ya que Cristo es la cabeza de todo hombre (1 Cor 11:3). Cristo mismo se sujetó también a su Padre, por lo que Pablo continúa diciendo que Dios es la cabeza de Cristo (1 Cor 11:3). Nuevamente, ¿qué implica todo esto?Los matrimonios vigorosos y llenos de vida, así como sus familias, se caracterizarán por el cultivo de un espíritu que se asemeja al del cielo. Eso requiere esfuerzo. Se requiere tanto del hombre como de la mujer que se nieguen a mirar el lado oscuro de la relación matrimonial, y a desarrollar, en cambio, un espíritu alegre que atraiga a los ángeles de Dios. Esto resolverá de por sí un sinnúmero de presuntas incompatibilidades entre ambos. Los hijos crecerán robustos física, mental y espiritualmente. Y todos contribuirán al constante flujo de amor que abrazará a todos en el hogar.
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Pensamiento de hoy
- Elena G. White
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