La teoría que afirma que la vida surgió espontáneamente hace miles de millones de años en los mares inimaginablemente antiguos de una tierra primigenia es una de las creencias más aceptadas del mundo contemporáneo.
La teoría incluye la convicción de que, después de su surgimiento, la vida, en la multifacética variedad de sus formas se fue organizando poco a poco, de manera muy lenta, pasando progresivamente de las formas más simples a las más avanzadas y complejas.
No creo en la teoría evolucionista porque va directamente en contra de una de las leyes fundamentales de la vida y de la ciencia: la biogénesis. El término consta de dos partes: «bio» (vida) y «génesis» (origen, principio). Por lo tanto, la biogénesis tiene que ver con el origen o principio de la vida.
Las maravillas que descubre y estudia la ciencia concuerdan con la afirmación de las Escrituras, que afirman que hemos sido creados de manera asombrosa.
Y de acuerdo con el principio de la biogénesis, significa que hemos sido creados por un Dios personal, quien es en sí mismo la Fuente de la vida, pues solo la vida puede engendrar vida.
Así lo describió el salmista David:
«Tú formaste mis entrañas; me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré, porque formidables y maravillosas son tus obras; estoy maravillado y mi alma lo sabe muy bien» (Salmo 139: 13, 14).
Descubra mas sobre este interesante tema en el siguiente documento:
Pensamiento de hoy
- Elena G. White
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