
¿Ganar Almas?
Todos los que somos creyentes hemos recibido un milagro, encontramos el pan que quita totalmente el hambre, hallamos a a Jesús como fuente que suple todas nuestras necesidades. Sin embargo mucha gente se muere de hambre espiritual, mientras los creyentes nos saciamos de todo el pan que Dios nos da, sin compartirlo con los demás.
No callemos las buenas noticias. Busquemos la forma de compartirla con otros. El evangelio es: buenas de salvación. Esto significa que debemos comenzar dando un paso de fe, proponiéndonos un objetivo personal para ganar un alma para Cristo. Soñar con la idea de llevar un alma al reino de los cielos puede ser una experiencia agradable y fascinante.
Muchos cristianos pueden decir con sinceridad: «Me gustaría ganar un alma para Cristo» y no hacer nada al respecto. La idea continuará siendo tan solo un sueño.
Si queremos ser ganadores de almas y fijarnos una meta personal en este sentido, debemos estar dispuestos a pagar el precio y asumir riesgos necesarios. Comencemos a dar los pasos de fe en nombre de Jesús. Fijémonos un blanco misionero y contemplemos lo que Dios hará a través de nuestros esfuerzos.
¿Cómo Ganar Almas para Cristo?
Esta pequeña presentación le proveerá consejos prácticos para ganar un alma en un día. Descárguela continuación:
Pensamiento de hoy
“En la experiencia de todos llegan momentos de profundo desánimo y hondo abatimiento. Son días esos en que nos domina la tristeza, y es difícil creer que Dios sigue siendo el bondadoso benefactor de sus hijos terrenales; días en que las tribulaciones atormentan el alma hasta el punto que se desea la muerte. Entonces es cuando muchos se apartan de Dios y caen en la esclavitud de la duda y el yugo de la incredulidad. Si en ocasiones tales, merced a la percepción espiritual, pudiéramos discernir el significado de las provi- dencias divinas, veríamos que los ángeles están tratando de salvamos de nosotros mismos, y luchando por afirmar nuestro pie sobre un cimiento más firme que las colinas eternas; entonces surgiría en nuestro ser nueva vida y fe” (MeM 338).
- Elena G. White
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