¿Qué espera Dios de mí? ¿Qué espera de este movimiento? ¿Qué espera de su pueblo remanente?Aunque la verdad es sólo una (Uno), siempre ha habido una verdad presente, adecuada para cada circunstancia y para cada época.
Pensad en el mensaje dado a Noé.
¿Qué os parece si Noé hubiera decidido que, a fin de evitar las divisiones y la polémica, predicaría sobre el amor de Dios de forma genérica, así como sobre la virtud de una vida bondadosa, pero omitiendo el mensaje de la inminencia del diluvio?
Imaginad que su predicación hubiera consistido en el anuncio de la preciosa venida de un Mesías en el futuro. Eso, aun siendo verdad eterna, ¿habría significado el cumplimiento de su misión? ¿Se habría realizado el propósito para el que Dios lo llamó?
Recordad las palabras de Jesús en Mateo 24: “Como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del hombre”. ¿Qué significa “adventista”, sino precisamente esperar la inminencia de la venida del Hijo del hombre? ¿Sería posible que de alguna forma hayamos perdido de vista el objetivo y propósito original de nuestro movimiento, y el mensaje que nos ha sido encomendado?
¿Va a ser capaz Dios de cumplir su promesa de tener un pueblo que lo represente en carácter? ¿Va a ser capaz de tener un pueblo que lo honre en la víspera del fin del tiempo de gracia?, ¿un pueblo que resista las últimas plagas y el último ataque de Satanás en la imposición de la marca de la bestia? No permitamos que el desánimo o el sueño de la tibieza nos aparten de nuestro propósito como pueblo. Cada uno de nosotros hemos sido personalmente parte del problema. Permitamos que el Señor nos haga parte de la solución
Pensamiento de hoy
- Elena G. White
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