- La Semana Santa tiene su base en una celebración pagana; el culto al dios Atis, donde se celebraba su muerte y su posterior resurrección (ver: http://www.monografias.com/trabajos6/paga/paga.shtml…).
- La Semana Santa fue introducida al cristianismo por el Catolicismo Romano, cuando en el Concilio Ecuménico de Nicea (325 DC) se instituyo la Pascua de Resurrección (ver:http://es.wikipedia.org/wiki/Semana_Santa).
- Para el catolicismo el evento principal de la Semana Santa es la resurrección de Cristo, la cual se efectuó un día domingo, día que los católicos consideran como sagrado. Al celebrar esta festividad estamos aceptando de forma indirecta la santidad del domingo, un día que Dios nunca santifico.
- Dios declaro santo el sábado (Génesis 2:3). ¿En qué parte de la Biblia se establece que la última semana antes del sacrificio de Cristo fue investida de santidad?
- No existe ninguna instrucción en la Biblia o el Espíritu de Profecía para celebrar la Semana Santa.
● El evento, que según la Biblia y el Espíritu de Profecía, conmemora la muerte de nuestro Salvador es la cena del Señor, veamos:
“Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga.” (1 Corintios 11:26).
“Cristo estableció que su cena se conmemorara con frecuencia para hacernos recordar su sacrificio, en el que dio su vida por la redención de los pecados de todos los que creyesen en él y lo recibiesen.” (El Evangelismo, Pág. 204).
- No hay fundamento alguno para celebrar la Semana Santa como adventistas, alguno preguntará ¿Puede usarse esta fecha para evangelizar a los no creyentes? Claro que sí, como puede usarse cualquier otra semana o día para hacerlo, el problema es caer en el error de conmemorarla, darle un matiz de santidad o de introducir el mundo y sus practicas en la iglesia.
Ahora veamos, la mejor forma para ganar almas no es utilizando fechas estrategicamente cuando se supone que el corazón de las personas esta mas abierto a recibir la Palabra de Dios, el mejor método para ganar almas es predicando el evangelio cortante, vivo y eficaz de Jesús. No son nuestros métodos humanos los que tocan el corazón, es el poder de Dios quien transforma una vida. Pablo dice:
1 Corintios 2:
4 y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder,
5 para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.
Hebreos 4:
12 Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.
2 San Pedro 1:
19 Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones;
Sabemos y estamos convencidos que es mucho mejor predicar la verdad, tan solo la verdad, sin hacer uso de métodos negativos, pues al final solo la verdad triunfará, por lo tanto no estamos condenando a ningún hermano que simpatiza con esta clase de tradiciones.
“Cristo demanda unidad. Pero no nos demanda que nos unamos en prácticas erróneas. El Dios del cielo traza un nítido contraste entre las puras, elevadoras y ennoblecedoras verdades y las falsas doctrinas que descarrían. Da al pecado y a la impenitencia el nombre adecuado. No recubre el error con una capa de argamasa deleznable. Insto a nuestros hermanos a que se unifiquen en una base verdadera y bíblica” (Mensajes selectos, t. 1, p. 206).
“Debemos mantener armonía y cooperación sin transigir con un solo principio de la verdad” (Counsels to Writers and Editors, [Consejos para los escritores y editores], 79).
“Tenemos un mensaje decisivo que dar, y se me ha instruido para que diga a nuestro pueblo: ‘Uníos, uníos’. Pero no debemos unirnos con los que se apartan de la fe, prestando oído a espíritus seductores y a doctrinas de demonios. Con nuestros corazones enternecidos, bondadosos y fieles, tenemos que avanzar para proclamar el mensaje, sin prestar atención a los que se desvían de la verdad” (Mensajes selectos, t. 3, 471)
«Cuando Jehová tu Dios te haya introducido en la tierra en la cual entrarás para tomarla, y haya echado de delante de ti a muchas naciones, al heteo, al gergeseo, al amorreo, al cananeo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo, siete naciones mayores y más poderosas que tú, y Jehová tu Dios las haya entregado delante de ti, y las hayas derrotado, las destruirás del todo; no harás con ellas alianza, ni tendrás de ellas misericordia. Y no emparentarás con ellas; no darás tu hija a su hijo, ni tomarás a su hija para tu hijo. Porque desviará a tu hijo de en pos de mí, y servirán a dioses ajenos; y el furor de Jehová se encenderá sobre vosotros, y te destruirá pronto. Mas así habéis de hacer con ellos: sus altares destruiréis, y quebraréis sus estatuas, y destruiréis sus imágenes de Asera, y quemaréis sus esculturas en el fuego.» Deuteronomio 7:1-5 RVR1960
No debemos introducir el mundo en la iglesia ni casarlo con ella, estableciendo así un vínculo de unidad. De esa manera la iglesia ciertamente se corromperá; llegará a ser, como se declara en el Apocalipsis, “albergue de toda ave inmunda y aborrecible”.
Pensamiento de hoy
- Elena G. White
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