“Ningún error aceptado por el mundo cristiano golpea más duramente contra la autoridad del Cielo, ninguno so opone más directamente a los dictámenes de la razón, ninguno es más pernicioso en sus resultados, que la moderna doctrina, que está ganado terreno tan rápidamente, de que la ley de Dios no es más válida para el hombre” GC:584
“¿Qué diferencia hace si la obediencia a la ley es un resultado de lo que Cristo ha hecho por nosotros como nuestro Sacrificio, o si es una condición para nuestra salvación?”.
Superficialmente, esta pregunta parece muy razonable, ya que nada podría ser más verdadero de que la obediencia es el resultado de lo que el sacrificio de Cristo ha hecho por nosotros. Muchos piensan que tiene que ser de una manera o de la otra, sin entender que la obediencia es ambas cosas, tanto el resultado como la condición de nuestra salvación. La posición de que la obediencia es solamente el resultado de lo que Cristo ha hecho por nosotros es la que probablemente tiene mayor aceptación en nuestro pueblo.
En el evangelio eterno del mensaje de los tres ángeles, como veremos, la obediencia es tanto el resultado como la condición de nuestra salvación. Desde luego, la obligación de obedecer la ley de Dios la hace una con-dición de nuestra salvación. . No hay ningún error cuando Cristo censuró tan severamente por creer que no era necesario vencer el pecado en esta vida. Fue esta creencia la que fue citada cuando Cristo elogió a la iglesia de Efeso por aborrecer los actos de los Nicolaítas, los cuales él también aborrecía.
Esta división en relación a esta doctrina, podría ser subsanada, si todos creyesen en la respuesta que Jesús le dio al joven rico, cuando le dijo: “Pero si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos” (Mat. 19:17). Si todos apenas creyesen lo que Jesús le dijo a Nicodemos: “De cierto, de cierto te digo que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios” (Juan 3:3), la división desaparecería. Existe solamente un tipo de amor que Dios acepta, y es el amor que guarda sus mandamientos.
“La condición para la vida eterna es ahora la misma que siempre ha sido, la misma que había en el Paraíso antes de la caída de nuestros primeros padres, perfecta obediencia a la ley de Dios” CC:62.
“Las condiciones para la salvación son siempre las mismas. Vida, vida eterna, es para todos los que obedezcan la ley de Dios” 7 SDABC:931.
Este articulo fue publicado en 1997 y tiene que ver con una tendencia muy peligrosa en la teología de nuestra iglesia en relación al tema de la salvación. Serán dados algunos ejemplos de nuestras publicaciones como evidencias de esa tendencia.
Pensamiento de hoy
- Elena G. White
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