El Obispo romano Liberio fue quien instituyó oficialmente la celebración de la Navidad en el año 354 dC. Más tarde, sobre todo en Occidente, la fecha se fundamento como una tradición religiosa y no religiosa. Tal vez la pregunta más importante se relaciona con la fecha de celebración, ya que se dirige al nacimiento de Jesús. Es importante resaltar que el 25 de diciembre no fue elegido como principio cronológico, sino como un mero símbolo permeado por motivos cristianos. La alusión de Cristo simbolizado como el Sol de Justicia (Malaquías 4: 2) y la luz del mundo (Juan 8:12), y las primeras celebraciones de la fiesta en la colina del Vaticano – donde los paganos tributaban homenaje a las deidades de Oriente – expresan, la verdad, el sincretismo de las festividades paganas adoptadas por Constantino y absorbidas por los cristianos.
Según los historiadores, la razón más plausible para la adopción de 25 de diciembre fue porque la fecha coincidió con el festival pagano de los romanos dedicado al nacimiento del Sol invicto, el solsticio de invierno. En el mundo romano, la Saturnalia, que en el pasado se celebraba el 17 de diciembre, era un momento de alegría y de intercambio de regalos. Costumbre que hoy ocurre en los periodos relativos a las fiestas de Navidad. La fecha del 25 de diciembre también se conoce como el nacimiento del famoso y misterioso dios Mitra, el sol de la virtud. Desde el punto de vista histórico, la razón de la elección de la fecha, para celebrar el nacimiento de Jesús, parece misteriosa, pero no es un misterio en cuanto a los diversos significados paganos alrededor de este día festivo. En cuanto a las reuniones sociales en el Año Nuevo Romano, que se celebra el 1 de enero, había la costumbre de decorar las casas con vegetación y dar regalos a los niños y los pobres. Agregandose a estas costumbres los ritos de la Navidad germánicas y célticas, cuando las tribus teutónicas penetraron en Galia, Gran Bretaña y Europa Central. Pensar en la leña, torta de Navidad, follaje, los pinos, regalos y saludos conmemoraban diferentes aspectos de esta fiesta.
¿El hecho de que la fiesta de Navidad se mezcla con elementos paganos convierte en prohibida su celebración por los cristianos? ¿No podíamos usar la fecha con el fin de acercar a la gente a Jesús?
Una cierta confusión se ha planteado a lo que escribió Elena de White acerca de la Navidad. Normalmente, sus escritos son buscados erróneamente en un intento de demostrar una opinión personal y no tanto para percibir lo que ella quiso aconsejar. Creemos que sería de gran valor una lectura amplia y completa acerca de cómo debemos comportarnos en esta epoca.
HC pg. 434.2 – “Se dice que el 25 de Diciembre es el día en que nació Jesucristo, y la observancia de ese día se ha hecho costumbre popular. Sin embargo, no hay seguridad de que estemos guardando el día preciso en que nació nuestro Salvador. La historia no nos da pruebas ciertas de ello. La Biblia no señala la fecha exacta. Si el Señor hubiese considerado tal conocimiento como esencial para nuestra salvación, habría hablado de ello por sus profetas y apóstoles, a fin de dejarnos enterados de todo el asunto. Por lo tanto, el silencio de las Escrituras al respecto nos parece evidencia de que nos fue ocultado con el más sabio de los propósitos.” Por el mismo motivo Dios ocultó el día preciso en que nació Cristo, a fin de que ese día no recibiese el honor que debía darse a Cristo como Redentor del mundo y el único que debía ser recibido y en quien se debía confiar por ser el único capaz de salvar hasta lo sumo a todos los que se allegan a él. La adoración del alma debe tributarse a Jesús como el Hijo de Dios infinito.” (Elena G. de White, Review and Herald 9 de diciembre de 1884).
Este texto deja perfectamente claro que no es la voluntad de Dios que el día en si reciba algun honor o diferencia especial; por el contrario, se pretende claramente desviar la atención al día y enfocarla en Cristo. Así que nos preguntamos:
¿Quiere esto decir que debemos ignorar por completo la fecha en que el mundo celebra el nacimiento de Jesús? Aquí está la respuesta:
«En vista de que el 25 de diciembre se observa para conmemorar el nacimiento de Cristo, y en vista de que por el precepto y por el ejemplo se ha enseñado a los niños que es en verdad un día de alegría y regocijo, os resultará difícil pasar por alto esa fecha sin dedicarle cierta atención. Es posible valerse de ella con un buen propósito. Es necesario tratar a los jóvenes con mucho cuidado. No se les debe dejar que en ocasión de Navidad busquen diversión en la vanidad y la búsqueda de placeres, o en pasatiempos que pudieran perjudicar su espiritualidad. Los padres pueden controlar esto dirigiendo la atención y las ofrendas de sus hijos hacia Dios y su causa, y hacia la salvación de las almas. En vez de ser ahogado y prohibido arbitrariamente, el deseo de divertirse debe ser controlado y dirigido por esfuerzos esmerados de parte de los padres. Su deseo de hacer regalos puede ser desviado por cauces puros y santos a fin de que beneficie a nuestros semejantes al suplir la tesorería con recursos para la grandiosa obra que Cristo vino a hacer en este mundo. La abnegación y el sacrificio propio caracterizaron su conducta, y deben caracterizar también la de los que profesamos amar a Jesús porque en él se concentra nuestra esperanza de vida eterna.» (Elena G. de White, Review and Herald 9 de diciembre de 1884). — EL HOGAR CRISTIANO, PÁGINA 435
Nos dimos cuenta de que sería una tarea casi imposible esconder esta ocasión, tanto de nosotros como de nuestros hijos. Por lo tanto, la fecha puede ser marcada por actos de altruismo, bondad, honor y alabanza a Dios. El texto anterior menciona incluso el uso de presentes. Esta idea se desarrolla en el texto siguiente:
«Como los antiguos magos, podéis ofrecer a Dios vuestros mejores regalos y demostrarle por vuestras ofrendas que apreciáis el don que hizo a un mundo pecaminoso. Encauzad los pensamientos de vuestros hijos en una nueva dirección, que los haga altruístas al incitarlos a presentar ofrendas a Dios por el don de su Hijo unigénito.»(Ellen G. White, Review and Herald , 13 de noviembre 1894).–EL HOGAR CRISTIANO, PÁGINA 438
De acuerdo con el relato bíblico, cuando el nacimiento de Jesús, fue Él quien recibio los regalos. Del mismo modo, enseñemos a nuestros hijos que el primer y mejor regalo que podamos debe darse a Dios, colocandolo como objetivo mayor a lo que es material en nuestras vidas, y usando eso para adelantar su obra en esta tierra. Note así:
«Podéis enseñar una lección a vuestros hijos al explicarles vuestros motivos por hacer cambios con respecto al valor de sus regalos y decirles que os convencisteis de que solíais considerar su placer antes que la gloria de Dios. Decidles que pensabais más en vuestro propio placer y en la satisfacción de ellos que en el progreso de la causa de Dio «( Ellen G. White, Review and Herald , 13 de noviembre 1894).–EL HOGAR CRISTIANO, PÁGINA 438
Esta es la postura correcta, de la cual Dios se complace, no sólo en casa sino también en la iglesia, incluso con el uso del tradicional árbol de Navidad. Por favor lea la conclusión:
«Agradaría mucho a Dios que cada iglesia tuviese un árbol de Navidad del cual colgasen ofrendas, grandes y pequeñas, para esas casas de culto. Nos han llegado cartas en las cuales se preguntaba: ¿Tendremos un árbol de Navidad? ¿No seremos en tal caso como el mundo? Contestamos: Podéis obrar como lo hace el mundo, si estáis dispuestos a ello, o actuar en forma tan diferente como sea posible de la seguida por el mundo. El elegir un árbol fragante y colocarlo en nuestras iglesias no entraña pecado, sino que éste estriba en el motivo que hace obrar y en el uso que se dé a los regalos puestos en el árbol. El árbol puede ser tan alto y sus ramas tan extensas como convenga a la ocasión, con tal que sus ramas estén cargadas con los frutos de oro y plata de vuestra beneficencia y los ofrezcáis a Dios como regalo de Navidad. Sean vuestros donativos santificados por la oración.»(Elena G. de White, Review and Herald , 11 de diciembre 1879).–EL HOGAR CRISTIANO, PÁGINA 438
Tenga en cuenta también que Ellen White NO da valor a los árboles decorados «a semejanza del mundo», es decir, con las luces, cintas, bolas, estrellas, etc. Lo que atrae al cielo es ver estos árboles llenos de ofrendas para la casa de Dios, su obra, los pobres y necesitados. Aún así, algunas personas han mantenido la idea de que tener un árbol de Navidad sería un paganizacion de los lugares de culto a Dios. Además del texto anterior, esta idea se contradice con esta declaración:
«No adopten los padres la conclusión de que un árbol de Navidad puesto en la iglesia para distraer a los alumnos de la escuela sabática es un pecado, porque es posible hacer de él una gran bendición. Dirigid la atención de esos alumnos hacia fines benévolos. En ningún caso debe ser la simple distracción el objeto de esas reuniones. Aunque algunos truequen estas ocasiones en momentos de negligente liviandad y no reciban la impresión divina, para otras mentes y caracteres dichas ocasiones resultan altamente benéficas» (Elena G. de White, Review and Herald 9 de diciembre de 1884).–EL HOGAR CRISTIANO, PÁGINA 439
La existencia de un árbol de Navidad en el interior de la iglesia, adornado con los criterios que hemos visto, a diferencia de lo habitual en todo el mundo y utilizados por el mayor bien no frivolidades y trivialidades, puede ser muy moral y de enriquecimiento espiritual para los miembros de la iglesia especialmente para los niños.
En resumen, podemos concluir con seguridad que el consejo de Elena de White dejó en Navidad no inidca exactamente una celebración de la ocasión, sino más bien un aprovechamiento de la fecha, las fiestas, para hablar y testificar de Jesús, presentando honras que son debidas.
El nacimiento de Jesús es una historia de la Biblia. Esta es una ocasión para presentar lo que la Biblia dice acerca de este evento, incluyendo las impresionantes profecías que lo anunciaban siglos de antelación. Es una ocasión para hablar de la vida de Jesús desde su nacimiento, su ministerio, su muerte y resurrección. Es una oportunidad para enseñar a los niños los principios de la bondad y el altruismo. Y al contrario de lo que muchos parecen insistir, es una excelente oportunidad para alejarnos de las prácticas del mundo y preservarnos en santa y sagrada adoración al Dios del cielo y de su Hijo que Él envió para salvarnos.
Dios mismo dio el ejemplo de cómo aprovechar las fechas y los elementos paganos y/o religiosas para dar buenas nuevas (con buen sentido y sabiduría, por supuesto). ¿Recuerda la estatua de Daniel 2? Dios usó un elemento típico del rey Nabucodonosor de la cultura con el fin de impresionar al monarca, llamar su atención y hacer el mensaje más comprensible: una estatua pagana. ¿Recuerda la parábola del hombre rico y Lázaro? Jesús se valió de una superstición del tiempo para transmitir un mensaje, por supuesto, no tenía nada que ver con el dogma de la inmortalidad del alma. Esto se llama contextualizar el mensaje. A raíz de estos y otros ejemplos bíblicos, podemos y debemos utilizar elementos lícitos y apropiados de nuestra cultura para comunicar las verdades y los principios del Evangelio. Es lo que la Iglesia Adventista es, por ejemplo, en el momento de la llamada Semana Santa. Los estudiantes de la Biblia saben que después de la muerte de Cristo, el «Cordero de Dios que quita el pecado del mundo», la celebración de la Pascua se ha convertido en innecesaria. Sin embargo, sabiendo que en esta época del año, las personas están más enfocados en temas espirituales, la iglesia lleva a cabo la predicación y trata de tener la mente de las personas a la realidad de la muerte de Jesús, la salvación y la promesa de su venida.
¿Por qué no hacer algo para la Navidad? ¿Por qué no celebrar un culto de agradecimiento con los familiares que están en su casa? ¿Qué hay de cantar villancicos en la «Nochebuena» y elevar a Dios una oración de agradecimiento por el gran regalo que el Cielo nos ha ofrecido? ¿Qué tal en esa fecha, regalarlibros que hablan de Jesús como Deseado de Todas las Gentes o Vida de Jesús, por ejemplo? En lugar de demonizar a la fecha, como hacen algunos, creando aún más aversión a nuestro mensaje, aprovechamos el tiempo para hablar de Dios encarnado en Jesucristo, el sentido profundo de su nacimiento allá en Belén hace casi dos mil años.
Por: Gilberto Theiss, Filipe Reis y Michelson Borges
Pensamiento de hoy
- Elena G. White
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