La Biblia no habla explícitamente sobre la masturbación, pero presenta una serie de principios que nos ayudan en la comprensión del tema. Se nos enseña por la Palabra de Dios que el sexo, en lugar de ser disfrutado de forma egoísta, deber ser compartido sólo dentro de la relación matrimonial. El plan divino no es «que el hombre esté solo» (Génesis 2:18), mas que se realice sexualmente en el matrimonio (ver Génesis 02:24; Éxodo 20:14; Proverbios 5:18; 6: 20-35; 7 : 1-27).
A pesar de ser visto positivamente por muchos médicos y sexólogos contemporáneos, la masturbación es una negación directa del principio bíblico de que «La mujer no tiene autoridad sobre su propio cuerpo, sino el marido. Y asimismo el marido no tiene autoridad sobre su propio cuerpo, sino la mujer.»(1 Corintios 7: 4). Además, al masturbarse, una persona por lo general incluye imágenes pornográficas o imagina escenas eróticas, no coherente con los altos principios de la pureza moral y espiritual del cristianismo (ver I Pedro 2:11).
Cristo fue claro al señalar que el adulterio es condenado por las Escrituras (Éxodo 20:14) no se limita únicamente a las relaciones sexuales fuera del matrimonio, sino que también implica los pensamientos inmorales «que contaminan al hombre» (Mateo 15:19, 20) . Él lo afirmo en el Sermón del Monte: «Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.»(Mt 5:27, 28). Y en el Salmo 24: 3 y 4 leemos: «¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo? El limpio de manos y puro de corazón;…»
Aunque no es fácil romper el vicio de la masturbación, la gracia de Cristo es poderosa para darnos la victoria sobre todo y cualquier hábito pecaminoso (ver 1 Corintios 15:57; Fp 2:13; 4: 7; 1 Juan 1: 7-9) y desarrollar en nuestra vida el ideal divino enunciada en las siguientes palabras: «Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.»(Filipenses 4: 8).
Fuente: Signs of the Times , septiembre de 1998, p. 29
Pensamiento de hoy
- Elena G. White
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