¿Esta bien ir a Shows de cantantes evangélicos?

Pregunta al Pastor Erton Kóhler:

Pastor Kóhler, me gusta escuchar música y radios evangélicas. Tengo una preocupación: ¿Está bien ir a shows de cantantes evangélicos? Las canciones hablan de Dios, pero nuestra iglesia no los promueve.

Respuesta de Pastor:

Primero tenemos que entender lo que está detrás de un show evangélico, y luego tú mismo podrás deducir si vale la pena participar de él.

1. El foco no está en Dios. El propio nombre «show» ya sugiere un programa cuyo centro no está en Dios: es una producción destinada a promover a alguien o alguna cosa. Eso es muy peligroso. Quizá pienses: «Pero el show es evangélico; las canciones son cristianas”. No te engañes con eso; el hecho de que una música o un programa invoque el nombre de Dios no significa necesariamente que lo está adorando ni que él lo apruebe.

2. Influencia popular. Los shows evangélicos son imitaciones de programas populares, cuyos objetivos generalmente son comerciales o de promoción personal. Ése no es el objetivo de la música cristiana, mucho menos de la adoración a Dios. La producción es casi la misma: los colores, la iluminación, los instrumentistas, la apariencia personal, los aplausos, los silbidos, la pasión de los fanáticos, casi todo recuerda los programas populares. ¿Está centrado eso en Dios? ¿Nos eleva a él? ¿Utiliza el poder de la música para la salvación?

3. Debilita la música cristiana. La música, que debería estar alabando a Dios y acercando a las personas a él, se transforma en un elemento de expresión artística con el objetivo de mostrar las destrezas de los artistas. Eso debilita la música cristiana, que fue creada con propósitos mucho más elevados. La música es arte, pero en la música cristiana el arte es un medio para promover el mensaje y no debe ser más fuerte que él.

El músico es un artista, pero el músico cristiano es un ministro.

Ni la música ni el músico cristiano deben llamar la atención hacia sí mismos, sino siempre hacia el mensaje que fueron llamados a transmitir. En un show evangélico, todo eso queda fuera de foco.

4. Vulgariza la música cristiana. La música se usa con intereses personales y comerciales; el nombre de Dios es usado meramente como un recurso de marketing para alcanzar a determinado público; eso vulgariza la música cristiana.

5. El estilo musical es peligroso. Normalmente, en un show evangélico el estilo musical busca la excitación física y emocional del público. La música tiene poder para eso. Relacionados con esos shows normalmente hay movimientos carismáticos, con manifestaciones y manipulaciones peligrosas. Lo peor es que, detrás de una música
producida para excitarte, puede haber un mensaje contrario a las verdades bíblicas en las que tú crees.

Elena de White habla de la música en el tiempo del fin. Sus palabras parecen una descripción de lo que son la gran mayoría de los shows evangélicos de hoy: «Se manifestará toda clase de cosas extrañas. Habrá vocerío acompañado de tambores, música y danza. El juicio de los seres racionales quedará confundido de tal manera, que no podrán confiar en él para realizar decisiones correctas. Y a esto consideran como la actuación del Espíritu Santo» (Mensajes selectos, t. 2, p. 41).

¿Será ese un buen lugar para ti? Sabiendo que la música tiene poder, ¿vale la pena exponerse? Si es tan malo, ¿por
qué algunos en nuestra iglesia también promueven sus shows? Corremos un riesgo muy grande al procurar transformar nuestros programas en shows. Nuestros congresos, campamentos y otros programas deben ser dinámicos y creativos, pero no deben correr este riesgo. Realmente hay programas que se concentran tanto en el espectáculo, que debilitan o anulan la fuerza del mensaje. Ése no es nuestro ideal. No hacemos programas para impresionar, sino para salvar.

Entonces, ¿por qué algunos de nuestros músicos promueven shows? Incluso en nuestro medio hay músicos-artistas y músicos-ministros. Están aquellos que en todo lo que hacen quieren promover su imagen personal, su foto, su atuendo, su club de fans, su capacidad vocal, su CD. Todo lo que hacen debe ser un show. Ellos no son nuestro modelo. Hay muchos otros que desean cantar lo que transforma vidas, defienden los valores de Dios y de la iglesia por encima de los propios, colaboran de buen grado donde se les solicite, y al final de sus presentaciones lo que más impresiona es la presencia de Dios y no sus interpretaciones. Ellos no necesitan shows para cumplir su ministerio.

Sé que a los jóvenes les gustan los programas animados. Nuestros programas no deben ser muertos. Nunca deberíamos dejar de celebrar lo que Dios ha hecho por nosotros. Nuestro ideal, sin embargo, no es usar nombres, formas y atracciones que imiten las producciones populares. Nuestro blanco es realizar programas atractivos que estén en armonía con la solemnidad del mensaje que debemos transmitir.

– ERTON KÓHLER, ex Director de Jóvenes de la División Sudamericana, actual Presidente de la División Sudamericana. – Publicado en la Revista Adventista, Agosto del 2006

Fuente: http://www.coleccionadventista.org/Musica-o-Adoracion/La-Filosofia-Adventista/08-Show-o-Alabanza.htm

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Pensamiento de hoy

- Elena G. White


Síguenos en las redes:
Telegram
WhatsApp
Facebook