¿Cuál es la posición de la Iglesia Adventista sobre el porte de armas?

Junto con la conmoción nacional por la mayor masacre de la historia moderna de EEUU, resurgió con fuerza el debate sobre el control de armas. El hashtag #guncontrol (control de armas) fue la segunda más usada en el mundo en Twitter, detrás del nombre del lugar de la tragedia, Las Vegas. Sólo en el cuarto de donde el tirador Stephen Paddock, de 64 años, abrió fuego contra los participantes de un festival de música que resultó en la muerte de 59 personas e hirió a más de 500, la policía encontró 23 armas, y en su casa 19 mas. Pero la resistencia al tema es grande en el país que posee más armas que automóviles, 265 millones de armas, contra 263,6 millones de vehículos, según el levantamiento del «Guardian» e informaciónes del Departamento de Transporte de Estados Unidos. Ayer, la Casa Blanca afirmó que «es prematuro» reabrir la discusión ahora, y la postura del presidente Donald Trump sobre el caso fue criticada por pacifistas, que recordaron que él fue apoyado formalmente en las elecciones por la Asociación Nacional de Rifles (NRA), principal lobista de armamento en Estados Unidos.

¿Y cuál sería la posición de la Iglesia Adventista sobre la cuestión del porte de armas? La siguiente declaración fue liberada por el entonces presidente de la Asociación General, Neal C. Wilson, tras consultar con los 16 vicepresidentes de la Iglesia Adventista, el 5 de julio de 1990, durante la Asamblea de la Asociación General celebrada en Indianápolis, Indiana.

Las armas automáticas o semiautomáticas de estilo militar se están volviendo cada vez más disponibles a los civiles. En algunas regiones del mundo es relativamente fácil la adquisición de tales armas. Ellas aparecen no sólo en las calles, sino también en las manos de jóvenes en las escuelas. Muchos crímenes se cometieron mediante el uso de estas armas. Se hacen para matar y no tienen ninguna utilidad recreativa legítima. Las enseñanzas y el ejemplo de Cristo constituyen la norma y la guía para el cristiano de hoy. Cristo vino al mundo para salvar vidas, no para destruirlas (Lucas 9:56). Cuando Pedro sacó su arma, Jesús le dijo: «Entonces Jesús le dijo: Vuelve tu espada a su lugar; porque todos los que tomen espada, a espada perecerán.» (Mateo 26:52). Jesús no se involucra en la violencia.

Algunos argumentan que la prohibición de las armas de fuego limita los derechos de las personas y que las armas no cometen crímenes, sino las personas. Aunque es cierto que la violencia y las inclinaciones criminales conducen las armas, también es cierto que la disponibilidad de las armas conduce a la violencia. La oportunidad de civiles de comprar o adquirir de otro modo las armas automáticas o semiautomáticas sólo aumenta el número de muertes resultantes de los crímenes humanos. La posesión de armas de fuego por civiles en Estados Unidos aumentó a una estimación del 300 por ciento en los últimos cuatro años. Durante el mismo período, hubo un asombroso aumento de ataques armados y, consecuentemente, muertes. En la mayor parte del mundo, las armas no pueden ser adquiridas por ningún medio legal. La iglesia ve con alarma la relativa facilidad con que ellas pueden ser adquiridas en algunas regiones. Su accesibilidad sólo puede abrir la posibilidad de más tragedias.

La búsqueda de la paz y la preservación de la vida deben ser los objetivos del cristiano. El mal no puede ser combatido eficazmente con el mal, sino que debe ser vencido con el bien. Los adventistas, como otras personas de buena voluntad, desean cooperar en la utilización de todos los medios legítimos para reducir y eliminar, en la medida de lo posible, las causas fundamentales del crimen. Además, teniendo en cuenta la seguridad pública y el valor de la vida humana, la venta de armas de fuego automáticas o semiautomáticas debería controlarse estrictamente. Esto reduciría el uso de armas por personas mentalmente perturbadas y por criminales, principalmente aquellos involucrados con drogas y actividades de pandillas.