Sermón del pastor A. T. Jones.
‘¿Soy un miembro de la iglesia? No porque estoy inscrito en los libros de la iglesia. No, soy un miembro de la iglesia porque me uní a la iglesia, y esa es mi dependencia. Pero, ¿soy un miembro de la iglesia porque mi nombre está en el libro de la vida? ¿Soy un miembro de la iglesia porque me entregué a Cristo, y pertenezco a Él, y vivo y me muevo y tengo mi ser en Él?”
«… Cristo amó a la Iglesia y a Sí mismo Se entregó por ella, para santificarla, purificándola con el lavado del agua por la Palabra, para presentarla a Sí mismo iglesia gloriosa, sin mancha, ni arruga, ni cosa semejante, sino, santa e irreprensible» Efe. 5:25-27.
Ser un miembro de esa iglesia, entonces, proviene no por pertenecer a la iglesia, a fin de pertenecer a Cristo; sino que por pertenecer a Cristo, a fin de pertenecer a la iglesia. Y la diferencia entre esas dos cosas es la diferencia entre el cristianismo y el misterio de la iniquidad.
Mas la iglesia, la iglesia de Cristo, es Él mismo manifestado. Por lo tanto, para pertenecer a esta iglesia debemos primero pertenecer a Él. Y ser miembro de esa iglesia depende totalmente de ser miembro de Él. Y estar en esa iglesia depende totalmente de nuestro estar en Él. Entonces, cuando entramos en la iglesia por ir a Él, y estar en la iglesia, por estar en Él, es lo que nos hace una nueva criatura. Eso cambia al individuo en otro hombre. Eso hace de él un cristiano, como Cristo es, Cristo manifiesto.
Pensamiento de hoy
- Elena G. White
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