Los ancianos de iglesia es la máxima autoridad en la iglesia local, son los que velan por el cuidado y la salud espiritual de la Iglesia. Pablo dice:
“Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre.” Hechos 20:28.
En los ancianos de iglesia recae la responsabilidad de cuidar a la iglesia de falsas enseñanza y grupos con ideas contrarias al pueblo de Dios, Pablo dice:
“Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos. Por tanto, velad, acordándoos que por tres años, de noche y de día, no he cesado de amonestar con lágrimas a cada uno.” Hechos 20:29-31.
Por lo tanto los ancianos tienen que ser personas de experiencia y buen testimonio, que conozcan bien las doctrinas que sostienen al pueblo de Dios.
“Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.” 2 Timoteo 2:15.
Elena White hablando de los dirigentes de iglesia y la enorme responsabilidad dice:
“Si un hermano está enseñando un error, los que ocupan puestos de responsabilidad deben saberlo. Y si él enseña la verdad, deben tomar posición a su lado. Todos deberíamos saber lo que se enseña entre nosotros; porque si es verdad, lo necesitamos. Nos hallamos todos bajo obligación para con Dios de conocer lo que él nos envía. El ha dado indicaciones por las cuales podemos probar toda doctrina: “¡A la ley y al testimonio! si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido.” [4] Si la luz presentada soporta esa prueba, no debemos negarnos a aceptarla porque no concuerde con nuestras ideas”. – {OE 315.4}
“En muchos lugares encontramos hombres que han sido colocados apresuradamente en posiciones de responsabilidad como ancianos de la iglesia, cuando no estaban calificados para ocupar semejante puesto. No saben gobernarse a sí mismos. Su influencia no es buena. La iglesia está continuamente en dificultades como consecuencia del carácter deficiente de los dirigentes. Se les impuso las manos con demasiada ligereza. Los ministros de Dios deben ser hombres de buena reputación, capaces de dirigir discretamente un interés después de despertarlo. Necesitamos grandemente hombres competentes, que reporten honor en vez de deshonor a la causa que representan.” – {OE 454.2}
“Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos.” Judas 1:3.
Por Rafael Diaz
Escritor Adventista
Pensamiento de hoy
- Elena G. White
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