“Os señalaréis ciudades, ciudades de refugio tendréis, donde huya el homicida que hiriere a alguno de muerte sin intención”. Números 35:11.
El propósito de Dios al establecer ciudades de refugio era propiciar una vía de escape al que era acusado por un crimen cometido sin intención.
Pero las ciudades no eran un santuario para los delincuentes, quien realmente eran culpables debían morir.
Las ciudades de refugio ilustran a Jesús
Las ciudades de refugio ilustran la protección de Cristo al que es acusado y perseguido injustamente, y el castigo a quien realmente es culpable.
- Sólo en la ciudad de refugio había protección. Sólo en Cristo hay protección.
- Las ciudades de refugio eran para el israelita y para el extranjero. Dios no hace acepción de personas.
- Las ciudades de refugio eran la única oportunidad que tenía el acusado; Cristo es nuestra única esperanza.
Cristo es el refugio, la expiación, la única esperanza para el pecador arrepentido.
“Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana”. Isaías 1:18.
No hay pecado tan grande que Dios no pueda perdonar.
Estas ciudades eran una ilustración de Jesús quien es nuestro Refugio; pero… y los que realmente son culpables. ¿Qué pecados podían ser perdonados según el sistema sacrificial de Israel? ¿Qué esperanza tienen los que realmente son culpables? ¿Qué esperanza tiene el pecador?
Las ciudades de refugio eran solamente para los inocentes; pero en Jesús aun los culpables tienen esperanza. En Jesús hay perdón y protección.
“Nadie es tan bajo, tan corrupto y vil que no pueda encontrar en Jesús, quien murió por él, fortaleza, pureza y justicia, si consiente en apartarse de sus pecados, cesar en su proceder inicuo, y volverse con un corazón sincero al Dios vivo”. TI,2:453.
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Por Ernesto García, lic. en Teología. UNAC
Es una bendición poder contar con estos recursos para la predicación del evangelio.