“A Imagen y Semejanza de Jesús” se enfoca en el significado de ser hechos a imagen y semejanza del Creador, como se describe en el libro de Génesis 1:26. Aunque el pecado ha oscurecido la semejanza divina en los seres humanos, el plan de la redención puede restaurar la imagen de Dios en ellos. Para lograrlo, es necesario desarrollar la inteligencia emocional y controlar los componentes de la naturaleza humana, como la conciencia, la voluntad, los sentimientos y las emociones. Además, se destacan las características de los discípulos de Jesús, que incluyen amor confiado, abnegada devoción y fe en el Maestro divino.
Esta idea implica que Adán, el primer hombre, fue creado con una naturaleza física, mental y espiritual similar a la de su Creador, pero el pecado dañó la imagen divina. Sin embargo, la obra de la redención permitió que los seres humanos se acerquen a la perfección original y reflejen la verdadera felicidad. Ser a imagen y semejanza de Jesús implica sentir y pensar como él, lo que significa controlar los sentimientos y emociones a través de la razón, la conciencia y la voluntad. En este sentido:
Tener la imagen de Jesús se asocia con tener inteligencia emocional.
Esta capacidad permite a las personas tomar distancia de sus emociones para comprender mejor lo que sucede y actuar de manera coherente con sus principios. Por tanto, las características de una persona con inteligencia emocional son la motivación personal, la perseverancia, el control de los impulsos, la capacidad de actuar contra el desánimo y la empatía. Algunas características de los discípulos de Jesús, como se describen en la Biblia, también son relevantes para entender cómo ser como Jesús. Por ejemplo, el amor confiado y la abnegada devoción manifestados en la vida y el carácter de Juan ofrecen lecciones de valor incalculable para la iglesia cristiana.
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