El Santuario Celestial: Un Estudio Profundo en 13 Temas para Laicos y Grupos Pequeños

Este material ha sido diseñado específicamente para su estudio en entornos educativos laicos y grupos pequeños.

Con el objetivo de facilitar el aprendizaje sobre el santuario celestial, se invita a responder las siete preguntas al final de cada capítulo. El cielo alberga un Santuario, el auténtico tabernáculo erigido por el Señor, no por manos humanas. En este lugar, Cristo ejerce su ministerio en nuestro favor, haciendo accesibles a los creyentes los beneficios de su sacrificio expiatorio, ofrecido de una vez por todas en la cruz.

El resplandor inigualable del tabernáculo terrenal reflejaba la gloria del templo celestial, donde Cristo actúa como nuestro precursor ante el trono divino. La morada del Rey de reyes, poblada por innumerables serafines en adoración, supera cualquier construcción humana, siendo solo un tenue reflejo de su inmensidad y gloria. Sin embargo, el santuario terrenal y sus rituales revelan verdades cruciales sobre el santuario celestial y la grandiosa obra de redención que se lleva a cabo allí.

La visión del apóstol Juan en el cielo muestra «siete lámparas de fuego ardiendo delante del trono» y a un ángel con «un incensario de oro» añadiendo incienso a las oraciones de los santos sobre el altar de oro frente al trono.

Al contemplar el primer compartimento del santuario celestial, el profeta ve las «siete lámparas de fuego» y el «altar de oro» representados por el candelabro y el altar de incienso en el santuario terrenal. También se relata la apertura del templo de Dios, revelando el lugar santísimo y el arca del pacto, simbolizada por el cofre sagrado construido por Moisés para preservar la ley de Dios.

La existencia del santuario en el cielo se respalda con pruebas irrefutables, ya que Moisés construyó el santuario terrenal según un modelo enseñado, confirmado por las declaraciones de Pablo y Juan en sus escritos. El anhelo es que este estudio conecte profundamente con el Jesús crucificado, resucitado y ministrante en nuestro favor en el santuario celestial, invitándonos a acercarnos confiadamente al trono de la gracia en búsqueda de misericordia y gracia oportuna. Esto se fundamenta en la comprensión de que Él fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos y que aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a aquellos que lo esperan según Hebreos 4:16 y 9:28.